El Gobierno de Estados Unidos permitirá la importación de los llamados “trofeos de elefantes” procedentes de la caza en África mediante el análisis de cada caso de manera individual, según informaron este martes medios locales.
En un memorando, con fecha del primero de marzo, el Servicio de Pesca y Fauna del Departamento de Interior explicó que la institución trata de basarse en un sistema de estudio “caso a caso” para otorgar o denegar permisos a las personas que pidan importar trofeos de elefantes africanos resultantes de la caza deportiva.
El documento precisa que durante sus evaluaciones el servicio tendrá en cuenta “el estatus y los programas” relacionados “con las especies y la población para asegurar que el programa promueve la conservación de las especies”.
En noviembre, la Administración estadounidense levantó la prohibición impuesta bajo el gobierno de Barack Obama.
El Ejecutivo de Donald Trump anunció entonces que acabaría con la prohibición de importar trofeos de elefantes cazados en Zimbabue y Zambia, que había sido impuesta en 2014.
Un día más tarde, el propio Trump revocó la decisión de su Gobierno de levantar la prohibición de importar estos trofeos a la espera de revisar a fondo el asunto.
Tras las críticas de conservacionistas y organizaciones de defensa de los animales Humane Society, Trump dijo a través de Twitter que esa prohibición seguiría vigente mientras él “revisa todos los datos de conservación”.
En un artículo publicado en internet en ese momento, el presidente de la organización de defensa de los animales Humane Society, Wayne Pacelle, tildó de “absurdo” que EE.UU. encontrara a Zimbabue capaz de gestionar adecuadamente la caza y conservación de sus elefantes, al citar la crisis política que vive ese país.
De acuerdo con Pacelle, la población de elefantes de Zimbabue ha disminuido 6 % desde 2001 y la evidencia muestra que la caza furtiva ha aumentado en los lugares donde se permite la caza de trofeos.
En cuanto a Zambia, Pacelle detalló que, de una población de más de 200.000 elefantes en 1972, se ha pasado a solo 21.000 en 2016, con el tráfico de marfil como la mayor amenaza para la supervivencia de la especie en ese país.
