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A menor velocidad de barcos mayor probabilidad de supervivencia de cetáceos

Las colisiones con mamíferos marinos son mas dañinas y con mas riesgo a mayor velocidad

Diez organizaciones ecologistas han solicitado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico una política para proteger a las ballenas en el corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo mediante la reducción de la velocidad de los barcos.

Las ONG OceanCare, WWF, Greenpeace, Client Earth, Oceana, Ecologistas en Acción, Alnitak, Fundación MarIlles, GOG Mallorca y Save the Med, han organizado unas jornadas en la Fundación Biodiversidad para presentar datos y estadísticas sobre el tráfico en el corredor del Mediterráneo, las velocidades de cada tipo de embarcación y los beneficios medioambientales de reducir la velocidad de las mismas.

“El diálogo con el tercer sector, el tejido asociativo y las asociaciones ambientales supone un elemento imprescindible para la puesta en marcha de políticas ambientales eficaces frente a una crisis de biodiversidad a causa de los impactos cada vez más acuciantes de la crisis climática”, ha señalado el Secretario de Estado para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Hugo Morán durante la apertura del evento.

Las colisiones se producen cuando las embarcaciones chocan con un animal marino, siendo las especies más afectadas las grandes ballenas y las tortugas marinas, en muchos casos, en peligro de extinción.

Los cachalotes necesitan salir a la superficie para respirar después de sus prolongadas inmersiones a gran profundidad para alimentarse y una vez en la superficie aprovechan para descansar, lo que les deja muy expuestos a ser embestidos por un barco; lo mismo ocurre con los rorcuales.

Para estas dos especies, las colisiones con embarcaciones son la principal causa de muerte inducida por el hombre en el Mediterráneo noroccidental, una zona con una intensidad alta y creciente de tráfico marítimo.

Las dos posibles soluciones a esta problemática son, según los ecologistas, por un lado, desviar la ruta de las embarcaciones para evitar navegar en las áreas o en las épocas con una alta densidad de ballenas –incluyendo el establecimiento de corredores de navegaciones o zonas de no navegación- y por otro, reducir la velocidad de los buques a 10-12 nudos.

Desde las organizaciones insisten en que en las zonas del mundo donde se han aplicado medidas de reducción de velocidad de los barcos, se ha comprobado que las medidas de carácter voluntario rara vez se cumplen o tienen éxito y para que sean eficaces “las medidas de reducción de la velocidad deben ser obligatorias y extenderse a todos los buques sin excepción”.

Asimismo, explican que la medida produce múltiples beneficios ambientales, ya que está demostrado que es la forma más rentable de reducir el impacto ambiental del transporte marítimo al rebajar de forma significativa las emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminantes atmosféricos como los óxidos de azufre, los óxidos de nitrógeno y el carbono negro, así como el ruido submarino y el riesgo de colisión con la fauna marina.

“Tenemos que tener una mirada ambiciosa sin ninguna duda, pero también realista, cuando se incorpora la ecología a la agenda política y hoy en este país está incorporada, tenemos que ser capaces de colaborar con todos los sectores que de una forma u otra tienen que cambiar su modus operandi”, ha dicho la Presidenta de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso de los Diputados, Cristina Narbona.

A su juicio, “cualquier avance solo puede tener efectos reales cuando quienes tienen que llevar a cabo ese cambio están convencidos de que se puede hacer”. EFEverde

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