Otra forma de ver y sentir la nieve al viajar
¿Por qué nos aporta esa paz la nieve?
NR: Les presentamos otra nueva entrega de nuestro medico Carlos Fernandez sobre los efectos emocionales de la nieve, ofreciendo una visión innovadora de la nieve y su efecto en nuestra mente cuando se viaja por ese tipo de paisajes. Si quieren saber el porque ocurre, leanlo…
¿Qué nos cuenta la nieve?
La magia y la ciencia de la nieve.
Tal vez se hayan visto sobrecogidos por las olas polares que han azotado este año todo el subcontinente norteamericano. O de hecho se han visto atrapados mientras hacían turismo. En contraste, Europa occidental y central está viviendo un invierno extraordinariamente cálido. Puede que echen de menos esa nieve que antes veíamos. Probablemente hayan recibido con entusiasmo las nieves recientes si se encuentran en esa parte del mundo.
Sea como sea, siempre me pregunté algo que seguro ustedes también: ¿por qué nos aporta esa paz la nieve? No hablo de la nevisca, no hablo de una tormenta. Me refiero a esas nevadas amables y esos paisajes que tanta serenidad nos transmiten. Juraría uno que todo está más silencioso…
… Y quizá sea así realmente. Al fin y al cabo, pocos animales (incluyendo humanos) salen por ahí a emitir sonidos en esas condiciones. Pero, ¿existe algo más? Curiosamente, existe, y la investigación científica lo ha desvelado: la nieve reciente es porosa y produce una multitud incontable de minúsculas cavidades aéreas. Y el aire es el mejor aislante.
Foto 1. Pequeño cubo de nieve de 6 mm3 escaneado con tomografía (la misma técnica que permite ver el interior del cuerpo humano). Éste en concreto, presenta un 88% de porosidad, por lo que es de los más aislantes que puedan existir. Fuente: IBP ReportNº 486, 2008 (Fraunhofer-InstitutfürBauphysik IBP).
Cuando se hicieron mediciones de la absorción del sonido, éstas lo demostraron:
Foto 2. Coeficiente de absorción de un cubo de nieve (eje vertical) para cada frecuencia del sonido (eje horizontal). Lo observado en las mediciones (“Measurement”, en rojo) coincide a la perfección con lo predicho por un modelo teórico (“Wilson Model”, en azul). Fuente: IBP Report Nº 486, 2008 (Fraunhofer-InstitutfürBauphysik IBP).
La nieve porosa apantalla prácticamente el 100% de los sonidos de una frecuencia entre 1000 y 2000 Hz, aunque parece ir más allá, hacia los 4000. ¿Sabían que nuestros oídos son especialmente sensibles a los sonidos de 2000-5000 Hz? Otra maravilla más de la evolución, porque coincide con el rango de la voz humana. Es decir, que la nieve apantalla una buena parte de los sonidos que podemos oír en la naturaleza, incluyendo un buen abanico del espectro de voz humana. Mmh, puede que las risas de los niños jugando en la nieve las oigamos bien. Son muy agudas. Menos mal; también son bellas. Y naturales.
La nieve porosa apantalla prácticamente el 100% de los sonidos de una frecuencia entre 1000 y 2000 Hz, aunque parece ir más allá, hacia los 4000
Homo sapiens es intuitivo. Inuits y culturas diversas han aprovechado la porosidad de la nieve durante miles de años, y no solo para protegerse de la intemperie. También se ha usado como filtro para beber líquidos turbios en climas árticos.
Estoy seguro de que, en muchas de las excursiones con sus clientes, tratan de educarles en la necesidad de no armar escándalo en el monte. Otras veces, es el propio cliente el que busca ese entorno sin caóticos ruidos. Este es un asunto importante. En anteriores artículos, han podido ver a través de mis ojos, sentir y gustar, e incluso escuchar a través de mis oídos. Los sentidos de un ser humano conectado con su entorno le sacan punta a cualquier estímulo. Incluso, aunque una persona sea urbanita de toda la vida, la caja de herramientas con la que ha nacido no está preparada para soportar ruidos constantes. Tanto es así que el transporte rodado de una gran ciudad produce un importante aumento de enfermedades, con su consecuente gasto económico, por cierto. Ustedes pueden ofrecer a sus clientes una excursión terapéutica por un entorno nevado, en el que los sentidos captan esa paz que ofrece la pantalla de la nieve.
No solo eso. Los sonidos (que no ruidos) naturales mejoran la salud humana. O al menos, la de los humanos modernos a los que les falta esa naturaleza… Por ahora, el beneficio está demostrado con los cantos de las aves y el arrullo del agua (qué buenos paseos nos hemos dado en el arroyo ustedes y yo). Pero, ¿qué hay del rumor de un viento suave, una lluvia persistente o una nevada amable? ¿Y el crepitar del fuego? Pues sí, la nieve también crepita con cada paso que le damos encima.Gracias por la observación. ¿Conocen a alguien a quien no le guste ese sonido del caminar sobre la nieve? Si lo encuentran, preséntenmelo. Es urgente darle una cura de renaturalización.
Todavía tendremos que esperar a nuevas investigaciones para saber si esos sonidos también mejoran parámetros de la salud humana. Hasta entonces, ¿quién negaría que este vídeo es absolutamente hipnótico y pacificador?: https://www.youtube.com/watch?v=Yp_MMHaHYaM
Pero la nieve también nos cuenta otras cosas. El espíritu cazador-recolector sigue en nosotros. Hemos nacido para interpretar, y la nieve aporta, como el más exhaustivo de los registros científicos, información inmediata sobre el entorno. Huellas animales y acontecimientos atmosféricos dejan su impresión en ella. Algún día hablaremos del sastrugi, las dunas de nieve y otros métodos tradicionales de orientación en entornos helados. Hasta entonces, les dejo observando hacia dónde soplaba el viento este frío día de invierno de hace un par de años:
Foto 3.¿Hacia dónde soplaba el viento? ¿Hacia la derecha? ¿Hacia la izquierda?
Y no olviden salir al campo y renaturalizarse…