Los países de la UE pactan reducir en un 30% las emisiones de CO2 para camiones en 2030
El pacto llega después de que se hayan fijado límites para coches y camionetas
Los países miembros de la Unión Europea alcanzaron este jueves un acuerdo para reducir en un 30% las emisiones de dióxido de carbono de los nuevos camiones en 2030. La presión de varios países, entre ellos Holanda y Suecia, hizo que esa rebaja sea obligatoria y no “aspiracional”, como contemplaba la propuesta inicial. El Consejo de la UE deberá negociar ahora ese documento con el Parlamento Europeo, cuya posición de partida es más elevada que la de los Estados.
La decisión de los países miembros llega después de que esta misma semana las instituciones comunitarias pactaran los pasos que deben dar para la descarbonización progresiva de los turismos. En concreto, los coches deberán reducir sus emisiones en un 37,5% y las camionetas en un 31% respecto a los registros de 2021. El siguiente caso eran los camiones. El planteamiento inicial que puso sobre la mesa la presidencia austriaca fue de un 15% para 2025 y “al menos un 30%” para 2030, con el matiz que este era un objetivo que no era vinculante.
Como ya sucedió en el debate de los turismos, varios países empujaron para elevar esos objetivos. Según explicaron fuentes diplomáticas, al menos nueve Estados demandaron, en los debates previos al consejo de ministros de este jueves, que el objetivo para 2030 fuera del 35%. En concreto, así lo demandaron Luxemburgo, Reino Unido, Suecia, Finlandia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Irlanda y Malta. Y además, presionaron para que esa reducción de emisiones fuera obligatoria y no voluntaria. “Nos podíamos encontrar con que en 2025 hubiéramos logrado rebajar la meta un 15% y que en 2030 hubiéramos retrocedido”, explican estas fuentes.
Los países del Este –liderados por la República Checa y Hungría— y Alemania, como ocurrió en el debate de los turismos, cerraron filas con la propuesta de que los objetivos de 2030 no fueran obligatorios. La posición de España suscitó sorpresa –e incluso malestar— en algunas delegaciones y ONG antes de la reunión. Ante la configuración de dos bloques, España podía decantar la balanza hacia un lado u otro. A pesar de que las grandes distribuidoras –entre ellas, Mercadona o Eroski— habían alentado a adquirir un compromiso ambicioso, la delegación española mantuvo una posición ambigua respecto a que en 2030 se alcanzara una meta vinculante.
A la entrada de la reunión, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, sostuvo que “lo razonable es que los objetivos que marca la UE sean vinculantes”, aunque dio prioridad a la consecución de un acuerdo. En la reunión, lo dejó en el aire y se alineó con lograr unos hitos “con carácter obligatorio a 2025 y la voluntad de avanzar decididamente a igual exigencia a 2030 en la revisión de 2022”. La federación de ONG medioambientales Transport & Environment calificó de “muy decepcionante” la posición española. Algunos diplomáticos recordaron, además, que entre los países que lideraban la petición una legislación más dura había Holanda y Suecia, dos de los principales productores de camiones de la UE.
Ante la falta de un acuerdo, la presidencia austriaca decidió formular una nueva propuesta que consistía en hacer obligatorio ese 30%. Y finalmente salió adelante. El respaldo de España fue bien recibido por los países que empujan hacia una transición más rápida hacia la descarbonización, que consideran que el acuerdo del Consejo de la UE es un buen punto de partida para las negociaciones con el Parlamento Europeo. Alemania se abstuvo.
La Eurocámara, que también se debatió entre ambición y realismo, aprobó un mayor recorte de la contaminación de la que son responsables los camiones: del 20% en 2025 y del 35% en 2030. El diputado español Florent Marcellesi (Los Verdes) lamentó que el Consejo siga “sin apoyar una mayor ambición” pese a ser necesario para cumplir con el Acuerdo de París. “En las negociaciones interinstitucionales el Parlamento Europeo luchará de nuevo por una mayor ambición: la descarbonización del transporte es una prioridad climática y económica”, sostuvo.
Por ello, fuentes comunitarias opinan que el resultado final será superior a lo pactado el jueves. La organización Transport & Environment consideró el acuerdo como “un paso importante”, pero advirtió de que todavía es insuficiente de cara a alcanzar los retos climáticos para la próxima década.