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Cinco mitos y otras creencias que nos llevan directo al colapso

Reflexión para avanzar en común hacia una transición sostenible

No dejan de sucederse noticias y estudios, de diversa índole y procedencia, que, bajo alusiones al cambio climáticoagotamiento de los recursos fósilespérdida de la biodiversidad o el sobrepaso de los límites planetarios, nos acaban remitiendo finalmente a un mismo escenario: el colapso de la actual civilización industrial y las graves consecuencias que este hecho conlleva.

Para entender cómo hemos llegado hasta aquí y por qué el sistema capitalista sigue devorando nuestras posibilidades de hacer sostenible la vida en el planeta, debemos comprender cuáles son las ideas fuerza sobre las que se sustenta. Estas creencias, falsos mitos, son parte de un relato que ha dado lugar al paradigma de la modernidad del que somos herederos, ampliamente criticado por autores como Yayo Herrero, para quien nos enfrentamos al gran reto de “descolonizar las mentes” para emprender la transición hacia un nuevo paradigma que sea capaz de construir nuevas formas de relación con el entorno y el resto de habitantes del planeta.

1) El mito del crecimiento ilimitado

Un de estos grandes mitos del actual sistema es la idea de crecimiento, que nos induce a pensar que un mayor crecimiento se traduce en mayor desarrollo y progreso. Estas ideas desarrollistas se construyen ignorando los límites planetarios, como aquellas actividades que no tienen un reflejo monetario en el mundo financiero (realizadas en su mayoría por mujeres), del que el PIB es su principal indicador. Como sostienen Óscar Carpintero y José Bellver “la literatura sobre las deficiencias del PIB como indicador de bienestar es tan apabullante que lo que sorprende es el empecinamiento de seguir apelando (acríticamente) a su crecimiento como la mejor forma de mejorar el bienestar de la población”.

La transición es posible, pero hay que  hacer caso al aviso de última llamada.

Ninguna propuesta que no tenga en cuenta estos límites y realidades como el descenso de consumo energético y de recursos materiales podrán ser consideradas como alternativas para la situación de colapso generalizado al que nos enfrentamos. En este sentido, es importante redoblar las alertas frente a falsas soluciones de la mano del capitalismo verde y otras estrategias lampedusianas del sistema para hacer que nada cambie, y ya de paso hacer negocio.

2) El mito de la desmaterialización o el desacoplamiento

Vinculada a la creencia del crecimiento encontramos el mito de la desmaterialización o el desacoplamiento, que establece que la economía puede seguir creciendo reduciéndose el consumo de energía y sus impactos. La historia nos revela que el descenso de consumo ha venido principalmente motivado por épocas de gran recesión y que, por el contrario, existe una correlación casi perfecta entre el PIB y el consumo energético y el uso de recursos. Como recoge la propia OCDE “esta mejora de la productividad ambiental no necesariamente se ha acompañado de disminuciones absolutas de las presiones ambientales (desacoplamiento de impactos) o del uso sostenible de algunos bienes naturales” (…), “los desafíos siguen siendo llamativos, en especial por la presión que ejerce el modo de producción actual”.

3) El mito de la eficiencia

De fondo subyace el mito del aumento de la eficiencia, que llega a considerarse la solución frente al descenso y agotamiento de recursos energéticos. Frente a esto, autores como Fernández Durán y González Reyes, advierten que se han calificado “eficientes” medidas como la deslocalización, que requieren un alto consumo de energía y materiales y donde casi el 25% de las emisiones de gases efecto invernadero de los bienes consumidos en los países centrales se han producido en los periféricos. Además, estas medidas generan impactos indirectos sobre los costes sociales de la explotación de la mano de obra, que es sustituida por máquinas o suponen un abaratamiento de la mano de obra, produciendo además un efecto rebote donde la mejora de eficiencia por este abaratamiento provoca aumento del uso.

4) El mito de la tecnología

Otro de los idearios que sustentan el actual paradigma es el tecno-optimismo, que ofrece la visión de un futuro cada vez más robotizado y de alta ingeniería capaz de resolver cualquier problema. Sin embargo, la tecnociencia está completamente limitada por los problemas de escasez producto de la crisis energética y el agotamiento de materiales. Además, el sistema tecnocientífico necesita inversiones cada vez mayores, algo contrario a la tendencia de recortes en I+D+I. No debemos olvidar que, como defiende la profesora de la Universidad de Barcelona, Ángels Canadell, “toda forma técnica responde a una ideología económica y política.., más allá de las limitaciones físicas-químicas del sistema tecnocientífico, la base de los problemas ambientales y sociales no son técnicos, sino políticos y culturales, por lo que ni la ciencia ni la tecnología podrán por sí mismas solucionarlos”.

5) El mito de las renovables

Por último, en el campo de las alternativas, encontramos la confianza en que las renovables serán la solución a la escasez de energías fósiles. En efecto, se trata de una opción por la que hay que apostar firmemente, pero que nunca van a sustituir los niveles de consumo que tenemos. Las renovables requieren grandes inversiones que no ofrecen seguridad de recuperación ni beneficios a corto plazo. Por ello, se ha optado por un reparto no equitativo de la escasez, en lugar de investigar e invertir por encontrar posibles sustitutos y emprender la urgente transición que nos marca el contexto actual. Pero, en último término hay que tener presente que, como establece Margarita Mediavilla, profesora y miembro del Grupo de Investigación en Energía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid, las energía renovables “están limitadas por el territorio” y “el sistema capitalista no podrá ser nunca sostenido infinitamente por una energía que venga de la tierra y el territorio”.

6) Las creencias limitantes

Aunque no se trata de mitos como tal, hay otro tipo de creencias que limitan el emprendimiento de los cambios que la urgencia del presente momento histórico requiere. Vienen dadas por las dificultades de concepción y asimilación intrínsecas a la naturaleza del colapso, cuya magnitud y desconocimiento puede generar incertidumbre y rechazo. Como apunta el psicólogo, Fernando Cembranos, uno de los factores que influyen en estas respuestas es el tipo de información. Si es clara y rigurosa nos asegura poder tomar medidas acertadas y bien enfocadas, algo que los intereses financieros y los grandes lobbys tratan de evitar en su propio beneficio. El componente emocional juega un papel importante, de manera que si la información es confusa o catastrofista generará rechazo y miedo, agarrándose, por tanto, a aparentes soluciones con un alto componente esperanzador, como en el caso de la actitud tecno-optimista.

En definitiva, urge superar estas imaginarios erróneos y limitantes, ya que si no modificamos la creencia en el crecimiento ilimitado y no superamos la lógica depredadora y estrábica del capitalismo estamos abocadas a escenarios nada halagüeños. Sólo así podremos transitar de esta decadente civilización a “una civilización basada en energías renovables, que no sobreexplote los ecosistemas y que mantenga un nivel de vida aceptable para una población humana amplia… Tenemos que realizar un cambio de una magnitud enorme… La transición es posible, pero tenemos que abrir los ojos y hacer caso al aviso de última llamada si no queremos perder el tren”.

fuente:  elpais.com

Sandra Betancourt

 

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