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La competitividad de los destinos depende del entorno natural

La calidad del entorno natural es clave para la competitividad turística, para lo que intervienen la regeneración y la sostenibilidad

Últimamente se está evidenciando un dilema sobre la rentabilidad, competitividad, y la sostenibilidad especialmente en el mundo empresarial donde este factor de sostenibilidad se considera fundamental para la reputación empresarial y especialmente de la marca.

Por tanto se aplica también a los destinos turísticos, ya que a veces se olvida que la gestión empresarial del turismo se enmarca dentro de un entorno físico y social que se denomina destino y que no tiene o mejor dicho no debería tener fronteras administrativas a la hora de gestionarse.

Y todavía cuesta entender para muchas o pocas empresas turísticas que dependen estrechamente del destino para lograr su éxito, rentabilidad y competitividad y por eso es fundamental asumir que una mayoría de destinos se ubican en entornos naturales, mejor o peor conservados, pero que su salud ambiental se traducirá sin duda alguna en un factor de competitividad.

Y todavía cuesta entender para muchas o pocas empresas turísticas que dependen estrechamente del destino para lograr su éxito, rentabilidad y competitividad y por eso es fundamental asumir que una mayoría de destinos se ubican en entornos naturales

Por eso es clave entender el rol del ecosistema o entorno natural, a veces poco perceptible, en la gestión del turismo y pensar en ser sostenibles una vez se haya regenerado dicho entorno que es el sustrato o recurso del negocio turístico.

Quizás es clave recordar que la deseada experiencia turística necesita de este entorno y que éste a su vez está íntimamente interrelacionado con el hinterland. Es un conjunto de conjuntos, donde las empresas son una parte muy relevante pero que dependen de los demás y especialmente de este entorno físico (ambiental) y también social.

La sostenibilidad es clave, fundamental para tener una proyección a futuro, pero para algunos grandes directivos, como es el caso del BBVA parece que asumen el principio más fácil del green-washing, es decir que hay que hacer algo, pero no tanto como que implique cambios o compromisos sustanciales, mensaje que sin duda es un indicador nada positivo para el conjunto de la sociedad o clientes que se encamina en otra dirección y claro son éstos versus directivos y accionistas.

Afortunadamente en el turismo esto no se aprecia o percibe, especialmente por las exigencias cada vez mayores de la demanda que está determinando una respuesta clara y cada vez más transparente por parte de la oferta, es decir el destino en todo su conjunto.

Posiblemente el hecho del cambio climático confunde al sector ya que la respuesta a modificar dicho cambio es bastante remota y provoca un fácil green-washing, pero no a su mitigación y más aun a poder actuar en los cambios muy impactantes sobre el territorio donde se ubican los destinos, como son la pérdida de biodiversidad, hábitat, etc. en las que se puede intervenir y modificar la trayectoria negativa actual, mediante una impactante regeneración de ese entorno natural, del cual también dependen los destinos turísticos.

Por una parte se trata de recuperar el entorno deteriorado o perdido, independientemente de su tamaño, hábitat o estructura y por otra desarrollar un modelo turístico que no solo sea de bajo impacto en el medio sino que pueda provocar impactos positivos tanto a nivel ambiental como social, porque no se debe obviar esta componente social que es fundamental en el destino si se quiere conseguir el éxito.

..el turismo puede y debe regenerar el entorno natural, pero no solo como una medida de compensación por la actividad turística sino como una inversión

Y por otro lado, cabe señalar la influencia de la demanda que provoca directa e indirectamente el diseño, desarrollo y gestión turística, porque es la responsable de exigir respuesta a sus expectativas en el alojamiento, la animación y restauración.

Así, se entiende que el turismo puede y debe regenerar el entorno natural, pero no solo como una medida de compensación por la actividad turística sino también como una inversión que conlleva un importante retorno ambiental, económico y social.

Otro tema que habría que tratarlo  aparte es el hacer que los turistas y visitantes co-gestionen o trabajen la regeneración, algo que en mi opinión no es nada eficiente ni eficaz, aunque pueda hacerles sentir parte del proyecto.

 

Arturo CROSBY

Editor Natour magazine

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