Cuatro desiertos en España donde solo se escucha el sonido de la naturaleza
Hace apenas dos meses asomarse a las ventanas o balcones de cualquier ciudad o pueblo de España era encontrarse un paisaje semidesértico, unos pocos coches circulaban y algún peatón caminaba por la acera con la compra o el perro. Este paisaje ha dado paso, poco a poco, al bullicio de las calles, sin embargo existen en España cuatro zonas donde ni ayer, ni hoy, ni mañana el ruido sustituirá al silencio. Hablamos de los desiertos, territorios arenosos que carecen de vegetación o la tiene muy escasa y donde la población solo acude de visita. Hablamos de Las Bárdenas Reales de Navarra de unas 42.000 hectáreas; el desierto de Tabernas, en la provincia de Almería, considerada el único desierto como tal de toda Europa; el Parque Natural de Jandía, en Fuerteventura y el de Los Monegros, en el valle del Ebro, en Aragón que abarca un área de unas 276.440 hectáreas.
Las Bardenas Reales (Navarra)
Al suroeste de Navarra, en un lugar mágico, se localiza Las Bardenas Reales, un paraje natural semidesértico de unas 42.000 hectáreas donde el viento y la lluvia han erosionado los suelos creando formas sorprendentes en las que destacan los barrancos, las mesetas de estructura tabular y los cerros solitarios.
Este Parque Natural Reserva de la Biosfera, propiedad de la Comunidad Foral de Navarra y sin núcleos urbanos tiene una escasa vegetación y las múltiples corrientes de agua que surcan el territorio tienen un caudal marcadamente irregular, permaneciendo secos la mayor parte del año.
El desierto de Tabernas (Almería)
A tan solo 30 kilómetros de Almería capital se localiza el desierto de Tabernas perteneciente a los términos municipales de Tabernas, Gádor, Santa Cruz, Alboloduy y Gérgal. Este Paraje Natural tiene una extensión de 280 km2 y es la única zona considerada como desierto propiamente dicho en todo el continente europeo.
Las pocas lluvias suelen ser torrenciales, con lo que el pobre suelo de margas y areniscas sedimentarias que posee muy poca vegetación no consigue retener humedad, sino que al contrario sufre mayor erosión formando los característicos paisajes con cañones y barrancos.
Entre los animales que habitan el desierto de Tabernas abunda la paloma zurita, la carraca, el cernícalo vulgar, el mochuelo común, la grajilla, el avión roquero, el vencejo real, la collalba rubia, el gorrión chillón la perdiz roja, algunos halcones peregrinos y águilas perdiceras y reales. El búho real caza conejos y pequeños roedores. También hay zorros que cazan al atardecer y por la noche.
Desierto de Los Monegros
En el Valle del Ebro, en Aragón, encontramos el desierto de Los Monegros que abarca un extenso territorio de unas 276.440 hectáreas repartido en 49 pueblos de 31 municipios.
Los Monegros posee un ecosistema singular, único en Europa, cuya riqueza biológica ha demostrado ser excepcionalmente importante en términos cuantitativos y cualitativos. Más de 5.400 especies biológicas habitan este territorio, cifra superior a la conocida de cualquier otro hábitat nacional o europeo.
La zona es muy conocida por el Monegros Desert Festival, un festival de música electrónica que se celebra cada año en el desierto desde 1994. Esta cita musical que reúne a miles de amantes de la música electrónica es muy criticado por los ecologistas quienes aseguran que daña seriamente este paraje natural aunque no protegido.
Parque Natural de Jandía (Fuerteventura)
En el extremo sur de la isla canaria de Fuerteventura se esconde el parque de Jandía, un área desértica que se abre como un gran arco montañoso que desciende bruscamente hacia el océano con una zona llana en la parte central. Sin duda toda una experiencia la vista desde la playa de Jandía, de arena fina y aguas cristalinas y frías del Atlántico.
En la parte meridional de esta zona natural se encuentran las máximas elevaciones que forman grandes barrancos abiertos en forma de U. Destaca como núcleo poblado la villa y la famosas playa de Cofete.
En conjunto, Jandía configura un paisaje casi intacto e imponente, plagado de elementos naturales de gran valía, hasta el punto de representar una de las muestras más valiosas y peculiares de la naturaleza canaria.