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Por confinamiento, ¿realmente estamos respirando aire limpio?

La ciudad de Bogotá venía con malos índices de calidad de aire y en los últimos días estos han mejorado. Foto: Jaiver Nieto/ El Tiempo

En Colombia será necesario esperar un poco para ver la evolución.

En los países paralizados o que funcionan a media máquina por elcoronavirus ha habido una considerable reducción de la contaminación atmosférica. China, Italia y España son algunos de ellos. Para otros países o regiones que tomaron medidas de confinamiento, como Francia, Bélgica, Argentina, California, Túnez, Baviera y Colombia, será necesario esperar un poco para ver la evolución. Pero, ¿de verdad estamos respirando aire limpio?

Las imágenes satelitales de la NASA son elocuentes: en febrero, la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), producido principalmente por los vehículos y las centrales termoeléctricas, cayó drásticamente en Wuhan, la ciudad china epicentro de la pandemia de covid-19. De rojo/naranja, el mapa pasó a azul.

El mismo fenómeno constató a principios de marzo por la Agencia Espacial Europea en el norte de Italia, zona confinada desde hace varias semanas para luchar contra la propagación de la enfermedad.Lo mismo estaría ocurriendo en Madrid y Barcelona, donde se aplica un confinamiento estricto desde mediados de marzo, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.

El NO2, gas que provoca una inflamación importante de las vías respiratorias, es un contaminante de corta vida. Permanece “cerca de un día en la atmósfera” estacionado junto a las fuentes de emisiones, lo que lo convierte en un buen indicador de la intensidad de las actividades humanas, explica a la AFP Vincent-Henri Peuch, del programa europeo de observación de la Tierra, Copérnico. Estas bajas radicales son inéditas.

“Es la primera vez que veo un cambio tan significativo en una región tan grande y vinculado a un acontecimiento”, señalaba Fei Liu, investigadora de la NASA (la agencia espacial estadounidense), para el caso de China. Incluso durante la crisis económica de 2008/2009, la disminución “fue más continua en el tiempo”, agrega Alberto González Ortiz, especialista en calidad del aire de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

En el norte de Italia, “los niveles de concentración media de NO2 se dividieron casi por dos”, afirma Vincent-Henri Peuch.

¿Aire limpio?

De todos modos esto no quiere decir que el aire es puro: en China, Pekín experimentó episodios de contaminación con partículas finas en febrero, señala el Observatorio de la Tierra de la NASA.

Lo mismo en París, que registró un índice de contaminación medio a pesar del confinamiento, a raíz de la presencia de partículas finas y de ozono. En efecto, la concentración de gases contaminantes varía según el clima, explica Vincent-Henri Peuch.

Algunas fuentes de emisiones, como la producción de energía y las vinculadas a la vivienda visiblemente no disminuyen cuando más personas se quedan en casa”, agrega.

Sin embargo, las partículas PM2,5 y PM10 y el monóxido de carbono “también deberían disminuir con el correr del tiempo”, según Peuch. ¿Qué impacto puede tener sobre la salud este paréntesis, cuando la contaminación atmosférica provoca 8,8 millones de muertes prematuras por año en el mundo, según un reciente estudio?

“Toda reducción de contaminación es bienvenida”, subraya el neumonólogo francés Bruno Housset, presidente de una fundación contra las enfermedades respiratorias.

A corto plazo, la contaminación con partículas finas provoca una irritación en los ojos y en la garganta, y dificultades respiratorias. Entre las personas de edad o asmáticas, puede ser necesario recurrir a atención médica por patologías respiratorias o cardiovasculares en los días o semanas siguientes a la exposición. En los casos más graves, pueden morir.

A más largo plazo, esta contaminación puede conducir a enfermedades crónicas, respiratorias o cardiovasculares, o a cáncer de pulmón. El confinamiento puede permitir entonces “disminuir los efectos inflamatorios”, afirma Housset, más teniendo en cuenta que la calidad del aire en el interior de las habitaciones depende mucho del aire exterior. Difícil sin embargo medir los beneficios en el horizonte “lo que más impacto tiene es la exposición a largo plazo”, recuerda Alberto González Ortiz.

Bogotá y Medellín

En Bogotá, las 13 estaciones de medición bajaron a niveles moderados. Es decir, hay menos polución de cuando fue declarada la alerta amarilla ambiental hace 17 días. La tendencia empezó a quebrarse desde el viernes pasado, cuando se decretó el simulacro de aislamiento en la capital. Y es que dejaron de funcionar las fábricas y gran parte del parque automotor. Solo quedaron exentos vehículos de distribucción de víveres, taxis, Transmilenio y el SITP.

De acuerdo con la Secretaría de Ambiente de Bogotá, también sirvió que los incendios que se presentan en el país y en Venezuela, y que afectan la calidad del aire de la capital, disminuyeron.

Pero en Medellín ocurre todo lo contrario.  El alcalde de la capital antioqueña, Daniel Quinterio dijo en su cuenta de Twitter: “Empezamos a enfrentarnos a una realidad. A pesar de que no hay carros circulando los sensores de contaminación del aire aumentan. Ayer todos estaban en amarillo”, dijo. Y agregó: “La crisis ambiental a pesar de la cuarentena deja claro que el Área Metropolitana por años no ha reconocido causas reales de contaminación, ha sido simplista. Hay que aprovechar condiciones actuales para investigar a fondo y establecer medidas que permitan anticipar fenómenos”.

Ante el comentario, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la entidad pública encargada de hacer estas mediciones, respondió que la calidad del aire se ve afectada por eventos externos y propias emisiones. “Anoche los aportes externos asociados a incendios de cobertura vegetal en el nordeste del departamento fueron dominantes”.

 

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