Editorial

Los riesgos de la sostenibilidad y competitividad en el turismo, pueden poner en peligro el patrimonio

 

 

Siempre abogo porque el desarrollo turístico sea sostenible en el tiempo y en sus 3 ejes esenciales, como son el social, ambiental y económico y por tanto es imposible ser sostenible sin ser competitivo, por pura lógica y sentido común.

Ahora bien, está demostrado que se puede ser competitivo sin ser sostenible y solo falta poner el claro ejemplo de nuestro entorno más cercano, los destinos esencialmente de sol y playa del litoral español, cuya rentabilidad está batiendo records y fue noticia que el turismo de España es el mayor competitividad del mundo, pero es obvio que su sostenibilidad brilla por su ausencia.

No sé si podremos aseverar el dicho o refrán español de que esto es “pan para hoy y hambre para mañana”, ya que no sé muy bien cuando será ese mañana y porque para desgracia de los competidores, sobre todo mediterráneos, quedaron fuera de juego en estos últimos años, no me atrevería a predecir cuándo sería el mañana para este turismo competitivo y no sostenible.

Cuando afirmo lo de no sostenible, es por su muy poca preocupación real por su entorno natural, practicas ambientales y por supuesto por la carencia de interés por lo social, hecho reflejado especialmente en los bajos salarios y condiciones laborales-profesionales de los empleados, que rondan en muchos casos la precariedad de la industria líder en el país.

Es decir que de esos 3 pilares de la sostenibilidad, 2 de ellos están prácticamente desaparecidos y solo funciona el económico, claro con una fuerza muy centrifuga.

Y curiosamente, podemos hablar de otro ejemplo justo lo contrario, de ser sostenibles, pero no competitivos, como es el turismo rural y en este caso también en el escenario español, aunque es evidente que también se puede extrapolar a muchos países, sin duda.

El turismo que se desarrolla en las zonas rurales es una actividad económica, que seguro podrá sostenerse en el tiempo, pero aquí ocurre lo contario que en el sol y playa. Es social y ambientalmente sostenible, pero no es rentable y menos competitivo.

En un reciente informe de club rural, se afirmaba que el promedio de ocupación anual ronda el 19 % anual, aunque pensaba que ya estábamos en el 24%, pero los datos son esos.

Es más que obvio que con estos porcentajes de ocupación un negocio es inviable e insostenible económicamente hablando.

Pero sin embargo estos negocios existen y tienen demanda, aunque con una estacionalidad tan fuerte que realmente solo podría cambiar su situación con una autentica política de Gobernanza y Coopetencia a todos los niveles.

La mala estructuración de la oferta apenas permite un nivel precario de desarrollo local en sus territorios, cuestión clave por la que se incentivó, este turismo a nivel de estrategia política rural a nivel de la UE hace años, pero no ha dado los resultados deseados.

Se supone que la sostenibilidad implica un equilibrio entre oferta y demanda y entre coste/beneficio y entre impactos positivos y negativos, pero fíjense también que cuando hablamos del turismo de o mejor en la naturaleza, ecoturismo y afines, siempre existe esa duda de los beneficios netos del turismo en las zonas naturales, porque cuantos más turistas, mas ingresos y mas impactos negativos en el entorno.

Y además suele existir una relación entre la atractividad o atracción turística y los entornos más vulnerables o ambientalmente frágiles, cuyo deterioro y ulterior pérdida de valor puede ser impredecible, hasta que no se llega a un estadio irreversible. El tema empeora por la tentación de un negocio fácil para una eco-demanda que sigue creciendo e impactando en áreas cada vez más frágiles.

En un escenario de contradicciones es muy difícil acertar con la solución adecuada pero no por ello uno debe conformarse sino que hay que tomar decisiones y no deben ser las mismas para escenarios y situaciones diferentes, aunque parecidas, al menos aparentemente.

Pero no tenerlas en cuenta implicaría un riesgo innecesario de pérdida de nuestro patrimonio natural, cultural y social.

Un cordial saludo,

Arturo Crosby

CEO

FORUM NATURA INTERNACIONAL

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