Turismo en el 2025: ¿calidad versus cantidad?
Porque importa el turismo y porque éste depende de los recursos
Para comenzar con este tema de predicción del futuro, quiero ante todo afirmar que el futuro de nuestro turismo debe ser aquel que planeamos o queremos, aceptando sus costes y tiempos inherentes.
Y posiblemente uno de los mayores problemas para este sector, tanto a nivel de destinos como de empresas turísticas es no tener definido sus objetivos de forma clara, alcanzable y medible. Este sería el principio básico de la metodología del Enfoque del Marco Lógico (EML) tan utilizado a la hora de formular muchos proyectos.
Pero es cierto que en muchos sitios turísticos y empresas, como acabo de mencionar no se han preocupado por llegar a situaciones de saturación turística, porque lo importante era facturar en base a números hasta que llegan a ese pico que es el punto donde la situación hace que el destino entre en declive o se reinvente, pero volviendo al mismo problema: reinventarse pero ¿Hacia dónde? ¿O hacia qué?
Es obvio que todos esos destinos sobre-saturados turísticamente justamente cuando estaban entrando en una situación de colapso, la pandemia del covid19, les “soluciono” el problema, llevándoles a un escenario completamente opuesto, que les ha colocado en otra situación probablemente más grave, pero ¿que pasara cuando se pueda volver a viajar?:
¿Estos destinos volverán a los números como objetivo? ¿Apostaran por modelos de crecimiento y gestión sostenible? ¿Se reinventaran hacia destinos de calidad, tipo VIP? Es decir se prevé como muchos colegas desean un gran cambio en la actitud de la demanda y por tanto la oferta, o volverá a la normalidad previa a la pandemia?
Por lo pronto tenemos un problema de espacio o territorio de acogida, otro de volumen de la demanda en crecimiento permanente y que obviamente volverá a viajar tanto a nivel domestico como internacional y claro la oferta turística existente y la prevista, a pesar de todos los cierres previstos.
Podemos afirmar que no existe un balance o equilibrio entre oferta y demanda turística, pero que sin duda alguna, se podria ir mejorando hasta llegar a un deseado balance, minimizando la estacionalidad, estableciendo diferentes modelos de capacidad de carga (ambiental, social, emocional,…) y en concreto afrontando el reto de definir objetivos específicos para cada destino, acorde a sus intereses de bienestar de sus actores locales y segmentos de demanda, en los que evidentemente caben los destinos de masas, acorde a su realidad territorial y de oferta.
Eso sí creo que la hoja de ruta debe de tener la sostenibilidad como herramienta clave para ser competitivos a medio y largo plazo, dejando ya de pensar en el horizonte tan cortoplacista, como ahora. Es hora de gestionar con anticipación y no de reaccionar siempre ante las nuevas situaciones que se pueden predecir, como la crisis climática y otras amenazas ambientales, sociales, etc.
Es hora de gestionar con anticipación y no de reaccionar ante las nuevas situaciones que se pueden predecir, como la crisis climática
La importancia del turismo en el mundo es tremenda y vean esta imagen de cómo influye en el contexto de Europa, ya que nos da una idea clara de cómo puede afectar en el futuro inmediato y a medio plazo cualquier cambio en la oferta o demanda turística. (La pandemia lo está demostrando)
Vean la incidencia tan grande que tienen muchos países en su PIB y sin embargo muchos de ellos no son conscientes de la relevancia que tienen sus recursos y atractivos para que pueda el turismo seguir aportando a dicho PIB. Y me refiero al Capital Natural, Cultural, Social, Talento,…en resumen al Patrimonio, que es el usufructo que usa el turismo para su negocio y debería invertir mucho más en su preservación y por ende su calidad.
Y si hablamos de objetivos basados en números o no, debemos tener en cuenta el problema de las recursos y atracciones, que son los factores clave para la motivación de los viajes, ya que son los que reciben el mayor impacto de las visitas y por tanto su durabilidad, calidad y sostenibilidad dependerá del modelo de gestión, que a la final determinara el nivel de calidad de la experiencia turística, que en definitiva es la capacidad de producir emociones que hagan memorable un viaje, estadía, experiencia, etc.
En el 2025-2035, las exigencias de la demanda serán mucho mayores en cuanto a la sostenibilidad, consumo verde, etc
Si jugamos a futurología, me atrevo adelantar que el futuro a corto y medio plazo entre 2025 y 2035, será muy similar al que había previamente, pero sin embargo las exigencias de la demanda serán mucho mayores en cuanto a la sostenibilidad, percepción de emociones (calidad), ROI de la visita, relaciones más digitales, consumo más verde, y de alguna forma aumentara el grado de co-rresponsabilidad con la gente y el planeta.
Y obvio que destinos y oferta turística tendrán que no responder sino anticiparse a estas demandas.
Un cordial saludo,
Arturo Crosby
Editor Natour magazine