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La Tierra, a punto de perder uno de sus mares

No había ocurrido antes, no al menos que se haya documentado, pero hoy está a punto de perderse un mar. Sí, un mar.

No es que se hayan acortado los océanos, es otra incidencia del cambio climático.

El mar de Barents puede ser cosa del pasado de acá a 2040. Y si desaparece, ¿qué ocupará su lugar? El Atlántico, que le está ganando la batalla, por decirlo así.

El Ártico se ha estado calentando más que el resto del planeta, tanto en la atmósfera como en el agua y en él, el mar de Barents mucho más.

Y ese calor lo está acabando, literalmente.

Eso sugiere un estudio de científicos noruegos publicado en Nature Climate Change, que revela que también se afecta el mar de Kara.

Al calentarse hay menos hielo y al haberlo, entra el agua salada del Atlántico.

Lo que sucede

Barents es la puerta del Océano Atlántico, rodeado por Rusia y Escandinavia al sur, la isla de Svalbard al noroeste y el archipiélago ruso Novaya Zemlya al este.

Se está haciendo más salado, en buena parte porque hay poco derretimiento estacional del hielo marino para diluir el cuerpo de agua.

Los cambios de temperatura y de salinidad conducen al área norteña de Barents a un estado que semeja más el vecino Atlántico y no al Ártico, situación que puede tener consecuencias serias para los ecosistemas marinos de acuerdo con la investigación, unas implicaciones aún desconocidas.

Así, en pocas décadas este mar pasará de tener aguas frías y dulces a un régimen atlántico salado.

Si las tendencias continúan, hacia 2040 habrá desaparecido, de acuerdo con Sigrid Lind, autor principal del artículo.

El mar de Barents está dividido en dos regiones. Las aguas frías y dulces del norte cubiertas de hielo, y las saladas y tibias del sur más cerca del Atlántico y transportadas por la Corriente del Golfo que impiden que se forme hielo allí. Es rica en ecosistemas y pesquerías.

Las razones

La “atlantificación” del Barents se ha visto en años recientes gracias a datos obtenidos de barcos y satélites. El nuevo estudio encontró que se debe por las temperaturas más altas en el Ártico y la consecuente disminución del hielo. Desde 2000, ese océano se ha calentado 1,5 grados Celsius, siendo un punto álgido del calentamiento global e incidiendo en el deshielo acelerado de toda la región.

Si bien el Atlántico también se ha calentado, no ha sido al mismo ritmo.

El calentamiento es muy notorio en los 100 metros más superficiales, una tendencia no se tenía en el periodo de 1970 a 1999.

Es el hielo el que tiene un papel clave en mantener el régimen ártico de la región norteña del Barents. Además del hielo marino que se forma en su superficie, esa zona recibe una ayuda de hielo de los vientos que llegan del Ártico central.

Cuando este hielo se derrite en primavera y verano, provee de agua dulce al Barents y ayuda a formar una barrera frente a las aguas cálidas del Atlántico.

Pero la cantidad de hielo que recibe este mar se ha venido reduciendo cada año. El promedio de hielo importado entre 2000 y 2015 fue en promedio 40 % más bajo que el del periodo 1979-2009, revelaron los investigadores.

El volumen de ese hielo se pudo incluso haber reducido 60 %, según la investigación.

Este hallazgo va en línea con la reducción de hielo en general observada en el Ártico, lo que reduce la posibilidad de que el Barents reciba un flujo de hielo marino tanto en volumen como en área. Y a menos hielo, menos agua dulce hacia la región norte del mar.

Al extenderse el Atlántico en un futuro podrían verse afectados hielos más al norte y eso no sería nada bueno. Como no lo es tener un mar menos.

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