La turismofobia suma a los radicales vascos
Las juventudes de la izquierda ‘abertzale’ convocan una marcha para el día 17 contra el turismo en San Sebastián pero se quedan solos en demonizar a los visitantes
Iñaki G. está contrariado y preocupado. El miércoles firmó el contrato de compra de una propiedad en San Sebastián que quiere dedicar a vivienda turística y, apenas una hora después, escuchó a los vecinos de la parte vieja criticar el modelo turístico de la capital donostiarra, y exigir restricciones para los establecimientos de acogida.
Ha invertido más de 180.000 euros en unos 60 metros para reformar, y mientras ayer se tomaba el café en Pamplona, su ciudad natal, recibió el segundo shock: las juventudes de la izquierda abertzale, Ernai, convocaron para el día 17 en Donosti, en plena Semana Grande, una gran manifestación en contra del turismo, con una campaña al modo de las protestas de Barcelona o Baleares. El lema de la manifestación es “Vuestro turismo, miseria para la juventud”.
Los responsables institucionales dudan de que este grupo sea capaz de convertir la Parte Vieja en un nuevo parque temático. Si durante años fue el escaparate de la kale borroka, con dramáticos choques con la Ertzaintza y numerosos destrozos en comercios, bancos, librerías y coches, sin contar los personales que causaron sus ataques, ahora no tienen ningún respaldo si van más allá de la crítica política.
El debate sobre la saturación de turistas en el casco antiguo y la zona centro de San Sebastián colea ya desde hace meses, pero la posibilidad de que se contagie de las acciones violentas contra los turistas que están sufriendo otras ciudades, es nuevo. Hace unos meses aparecieron algunas pintadas, “Turistas go home (iros a casa)”. Las últimas, rápidamente borradas, pedían su “incineración”. “Los turistas no son el problema, el problema es el modelo de crecimiento, que merma la calidad de vida en el barrio” dijo ayer Xabier Arberas, de la asociación de vecinos del Casco Viejo, Parte Zaharrean Bizi.
Como él ninguno de los agentes sociales que tiene relación con el turismo culpabiliza a los visitantes, salvo Ernai. Los hosteleros, el Ayuntamiento y la Diputación foral, o las empresas que explotan las denominadas viviendas turísticas, creen que el problema parte de la proliferación de estas últimas sin registro ni licencia. El concejal de Turismo, el socialista Ernesto Gasco, aseguró a este periódico que van a declarar la Parte Vieja zona saturada de actividades económicas. “No podrán representar más del 30% del espacio”, afirmó. La recogida de basuras en 2016 quintuplicó en la Parte Vieja lo que le correspondería por habitantes.
En esa zona en la que viven unas 6.000 personas hay una oferta de 1.600 camas entre los 280 pisos turísticos, las 62 pensiones y tres hoteles, uno de ellos en construcción. El principal problema es que, además, el 60% de las viviendas turísticas no están registradas y el 85% incumplen una cuestionada normativa, que está en revisión, que limita la instalación de ese tipo de locales a los primeros pisos.
Las cuatro principales plataformas, AirBnB, TrypAdvisor, Booking y Home Away, ofrecen 1.700 viviendas turísticas en toda la ciudad, cuando a 20 de julio de 2017, solo había 854 registradas —estas plataformas no obligan a especificar si el piso está registrado o no—. El boom llega al punto de que algunos propietarios alquilan a estudiantes durante diez meses por contrato y los dos del verano lo dedican al turismo.
La trampa de no registrar los pisos es que los propietarios los alquilan como residencial, con un tratamiento tributario mucho más beneficioso que las viviendas turísticas. La Diputación de Gipuzkoa envió 600 cartas en enero a otros tantos propietarios avisándoles de que estaban incumpliendo sus obligaciones fiscales. “La oferta reglada no es el problema”, sostiene Asier Pereda, responsable de Aparture, una empresa que gestiona viviendas turísticas legales. “Nosotros buscamos la sostenibilidad, no somos oportunistas”, aseguró ayer en su despacho. “Tenemos los mismos problemas que los vecinos del casco histórico, no podemos mandar a clientes a pernoctar porque se van a quejar de ruidos”. San Sebastián, —180.000 habitantes—, recibió en 2011 a un millón de turistas y dos en 2016.
Al contrario que en Madrid o Barcelona, en San Sebastián los turistas se concentran en la Parte Vieja durante cinco meses de la temporada, de mayo hasta el festival de cine, en septiembre. Comerse un pincho en cualquier bar es una cuestión de fe de jueves a domingo. Pese a que cubren las barras de los bares, hasta en dos y tres alturas, es imposible verlos desde la calle.