El vino emigra empujado por el calentamiento
Con el cambio climático, los viñedos de regiones tan al norte como la isla de Vancouver (como el de la imagen) podrán albergar más variedades de uva. UNIVERSIDAD DE COLUMBIA BRITÁNICA
Más del 90% de las tierras del vino de España dejarán de ser óptimas para las variedades de siempre
Si los viticultores quieren que el Rioja, los vinos de Jumilla o el Burdeos se hagan en el mismo sitio tendrán que cambiar de uvas. Un estudio confirma que el cambio climático amenaza con poner patas arriba la geografía de la producción de vino en unas décadas. En países como España o Italia, más del 90% de las tierras óptimas para el cultivo de la vid dejarán de serlo. Mientras, empiezan a abundar los viñedos en Reino Unido. Sin embargo, el cambio de las variedades tradicionales por otras más resilientes podría ayudar a las denominaciones de origen a esquivar el calentamiento.
La fenología de las vides, en particular la de las dedicadas a la producción de vino (Vitis viniferasubespecie vinifera) tiene tres momentos esenciales: brotación, floración y envero (cuando la uva verde pasa a tinta o blanca). Con décadas de datos fenológicos de 11 de las principales variedades de uva o cultivares, un grupo de científicos ha modelado el impacto del cambio climático en el mapa de la producción del vino. Si no se hace nada, podría ser devastador.
El estudio, publicado en la revista científica PNAS, parte de la situación actual de las tierras dedicadas a la viticultura, desde las de la Borgoña hasta las de California. Aún cumpliendo con los Acuerdos de París, es decir, manteniendo el aumento de las temperaturas por debajo de los 2º, el 56% de las regiones tradicionales dejarán de ser aptas para la producción de vino. Como está sucediendo con otras especies silvestres de plantas y animales, el calentamiento abrirá nuevas zonas cada vez más al norte a las viñas, pero no compensarán las pérdidas.
Viticultores del Penedés ya están produciendo en las faldas del Pirinero mientras que productores franceses han plantado viñedos en Inglaterra
“Ya hay bodegueros del Penedés que han trasladado su producción al Pirineo o productores franceses que han emigrado al sur de Inglaterra”, recuerda el investigador de la Universidad de Alcalá de Henares y principal autor del estudio Ignacio Morales.
El calentamiento no es un simple aumento lineal de las temperaturas. Como vienen demostrando los últimos estudios, se concreta en un alargamiento del verano, en la subida de las temperaturas máximas y mínimas o en la multiplicación de los días de calor extremo. Todo esto altera la producción de los azúcares y ácidos en el fruto. “En Australia, el adelanto de la maduración está haciendo que la uva tenga más azúcares y menos ácidos de lo que sería deseable”, comenta Morales. Y, para evitar el alto contenido alcohólico, lo están corrigiendo añadiendo ácido tartárico al caldo.
Pero aún hay margen. La propia diversidad de la V. vinifera vinifera la ha expuesto a una gran diversidad climática, lo que ha generado una gran amplitud térmica y régimen de precipitaciones según el cultivar, lo que ha permitido el desarrollo de variedades capaces de medrar en el frío norte de Alemania, en la humedad de Nueva Zelanda o el calor del mezzogiorno de Italia. El estudio muestra que jugando con las variedades de maduración tardía, como la garnacha o la monastrell, buena parte de las regiones actuales podrían seguir haciendo bueno vino a finales de siglo. Mientras, las de maduración temprana, como la pinot noir, se podrían plantar en las nuevas tierras cada vez más al norte.