Landas del Sur: el destino que creó Napoleón III, pero sin saberlo.
Antes de nada permítanme ubicar el territorio a recorrer, un bosque inmenso de pinos donde antes solo había arena y humedales pantanosos.
Las Landas, significa tierra y se refiere a un terreno arenoso, sin arbolado, con arbustos y con el añadido de ciertas zonas pantanosas.
Fue Napoleón III, por el siglo XVIII, quien provoco un cambio radical de su ecosistema y convirtió este territorio inhóspito y poco deseado por la gente, donde muchos de los aldeanos caminaban con zancos, para movilizarse en estas tierras húmedas, en un bosque de pino marítimo (Pinus pinaster) con un claro motivo económico, llegando a ser el bosque o pinar más grande de Europa (Unos 10.000 Km2), que abarca hasta 3 departamentos franceses: Las Landas, Gironda y parte de Lot-et-Garone.
Lo cierto es que antes de esta transformación, existía también un bosque natural mixto (Principalmente robles, alisos, abedules, sauces y acebos), pero las necesidades de madera para combustión, construcción y pastoreo de ovejas lo redujo muy considerablemente.
Fue muy importante la producción de la goma ( A base de resina de los pinos), luego sustituida por una industria moderna. Es decir es un paisaje donde se puede apreciar una historia que Napoleón III, decidió cambiarla.
Las Landas ha pasado de ser una zona no deseada a convertirse en un territorio turístico muy apreciado por una demanda principalmente francesa y española, y en concreto su parte sur.
Es cierto que se conoce como un destino de sol y playa, pero me atrevería a decir que es mucho más que eso, porque no tiene nada que ver con el modelo Mediterráneo.
Aquí el Océano Atlántico, conforma unas playas de arena fina, que une prácticamente el País Vasco con Burdeos y siendo parte del Golfo de Vizcaya, le confiere a su vez un microclima que le permite ser una zona mucho más seca y soleada que la zona sur de Biarritz.
Es precisamente esta fosa o cañón de Capbreton, lo que hace de esta parte de Las Landas un nicho de fauna marina muy importante
Es importante añadir que las corrientes marinas de este Golfo y el Cañón submarino de Capbreton, hacen que estas aguas sean mucho más templadas, que otras del Atlántico y Cantábrico.
Es precisamente esta fosa o cañón de Capbreton, lo que hace de esta parte de Las Landas un nicho de fauna marina muy importante, que se traduce en una abundante pesca, que por supuesto alimenta los mercados locales.
Y al mismo tiempo es el inductor de un tipo de olas que son muy apreciadas y buscadas por los surfistas. De facto sus playas siempre acogen a muchos, tanto de los pueblos cercanos, como turistas deportivos. Es tal, que tiene lugar 2 eventos internacionales importantes en octubre, como es el Quiksilver y Roxy Pro France Soorts-Hossegor.
Precisamente en Hossegor existe también algo que me llamo la atención, el jaï-alaï, o cesta punta, un deporte de origen vasco, que literalmente significa fiesta-alegre en euskera. Un juego que se practica con una cesta de mimbre, con la que se recoge la pelota, se toma impulso y se lanza contra la pared o frontón. Un deporte espectacular, que se practica sobre todo en Francia, España, México, Estados Unidos y Filipinas.
La verdad, tuve la oportunidad de probarlo, con las enseñanzas de un exprofesional y responsable del centro, Julien Moresmau, que realmente consiguió dejarme con las ganas de seguir aprendiendo.
Todo el municipio tiene un ambiente muy tranquilo, ordenado y sosegado, pero además tiene también una especie de lago de agua salobre, una especie de pequeño estuario, conectado al océano, que se alimenta del agua de las mareas atlánticas y permite tanto la navegación en canoas, paddle, etc., como al ser un enclave especial con gran biodiversidad y protegido, el cultivo de ostras, con restaurantes en la orilla donde las recogen de las bateas y las sirven al momento, con unos buenos vinos.
Al otro lado de Hossegor, se encuentra Capbreton (Cap Berton en lengua ocitana), único puerto deportivo de Las Landas abierto al océano Atlántico.
Esta pequeña y coqueta ciudad, nació por el siglo XII y tuvo su esplendor económico en los siglos XV y XVI, gracias a sus ventas de vino de arena, corcho, resina de pino, con España, Portugal y los Países Bajos. Luego perdió su puerto, pero después con Napoleón III recupero su pujanza, culminándola con la llegada del ferrocarril ya en el siglo pasado.
Tiene un mercado de pescado, durante todos los días de la semana, y otro de noche los lunes y miércoles en verano, con múltiples animaciones y artesanos locales.
Toda esta zona de playas de Las Landas del Sur, está llena de diferentes alojamientos, pero la mayoría son campings, alguno de los cuales destaca por su gran calidad tanto de acogida como de servicios (agua climatizada para juegos, especialmente para familias con niños). La modalidad de alquiler de cabañas es más que recomendable, con un confort impecable y pueden verificarlo en el camping Silvamar, un 5 estrellas merecido, también por su entorno en un bosque de pinos de 25 Ha y justo al lado de la playa de Labenne, desde donde se divisa la costa cantábrica.
Por aquí es muy normal poder comunicarse en castellano, ya que la demanda del país vecino es muy fuerte y constante durante todo el año.
La reserva Natural de Marais d’Orx : Santuario de aves migratorias
El litoral es un gran atractivo turístico del sur de las Landas, pero no se puede olvidar de sus áreas de interior, precisamente las zonas húmedas, que hace siglos dominaban este ecosistema, que fueron desecadas y que en los últimos años han vuelto a recuperarse, convirtiéndose en un área natural protegida, como santuario de aves migratorias de paso hacia África. Es la reserva Natural de Marais d’Orx, dentro de la Red Natura 2000, con unas 800 Has. protegidas, y un centro de interpretación ambiental con un recorrido abierto al público de unos 6 km.
Es sin duda, símbolo también de la transformación natural y antrópica de este paisaje aquitano.
Supongo que Napoleón III, sabía lo que hacía y aposto por esta tierra.
No se puede terminar este viaje, sin mencionar la gastronomía que va desde las tradicionales ostras, que se cultivan en la zona, todo una serie de pescados, gracias al cañón de Capbreton, que se elaboran de muy diferentes formas, y que merece la pena probarlos, mirando al mar, como en el restaurante del Baya Hotel, hasta una cocina más innovadora y divertida, como la del restaurante Tante Jeanne en Hossegor y por supuesto mencionar la denominación de origen de la Pointe, vinos elaborados de los viñedos sobre arena, a menos de 800 m del mar, con una historia de más de 600 años y claro con esa particularidad de la influencia del océano, base de arenas y además la mayoría de los cultivos son orgánicos.
Supongo que Napoleón III, sabía lo que hacía y aposto por esta tierra.
Tengan un buen viaje.
Arturo Crosby
Editor Natour
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