La nueva vida de los aviones jubilados: convertirse en muebles
Dos ingenieros de Airbus crean innovadores muebles con elementos de aviones que fueron desguazados
La mayoría de los aviones que se jubilan son desguazados. Unos pocos tienen más suerte y se reconvierten en museos, hoteles o restaurantes. Pero algunos los que son desarmados pueden tener una nueva oportunidad, reciclados como muebles para los hogares.
Llevarse a casa un mueble fabricado con piezas que han surcado miles de kilómetros por el aire será posible gracias a la idea de dos ingenieros de Airbus, que han asociado en un proyecto empresarial el sector que conocen bien con la creatividad de un grupo de diseñadores.
Anaïs Mazaleyrat y Jérémy Brousseau desarrollaron un catálogo de muebles de diseño realizados con elementos de aviones del fabricante europeo.
Lámpara ‘Starship’, elaborada en titanio.
Un modo de dar una segunda vida en forma de sillones, mesas, aparadores o lámparas a materiales que estaban destinados a soportar vuelos a miles de metros de altura.
Muebles caídos del cielo
“Teníamos muchas ganas de hacer algo que fuera creativo y que estuviera en línea con nuestros valores”, explica a Efe Mazaleyrat.
A partir del próximo 15 de abril podrán reservarse en la plataforma en línea que han creado, bautizada A piece of Sky (Un trozo de cielo), los muebles de un catálogo que actualmente cuenta con 22 modelos, de los cuales 10 se van a producir en serie.
El reciclaje propuesto por estos dos ingenieros de Airbus dará una nueva oportunidad a cinco y diez aviones destinados al desguace
Los interesados podrán a partir de ese día hacer pre reservas con vistas a que en enero del año próximo se puedan entregar unas 2.000 piezas. De acuerdo con sus cálculos, la iniciativa permitirá así la reutilización de entre cinco y diez aviones destinados inicialmente al desguace.
Mesa fabricada con una ventanilla y arco de madera.
Qué hay para llevar a casa
Entre los muebles hay un sillón para cuya realización se utiliza la nariz de un avión, y en cuya composición se usaron materiales compuestos como madera, cemento o un tejido confeccionado a medida.
También han elaborado una silla que tiene como respaldo un fragmento de ala, asociado con madera, o una mesa baja confeccionada a partir de la ventanilla de una aeronave.
Maquillarse ante una ventanilla
El reciclaje de las ventanillas también ha dado ideas a una de las diseñadoras seleccionadas (son once en total), que ha decidido convertirlas en espejo como parte de un tocador.
Además de las piezas de aviones retirados, también se utilizan elementos de diseños que nunca vieron la luz
Y las bielas encargadas de las transmisiones de movimientos en las aeronaves han inspirado a otros creadores para configurar aparadores.
Spot de luz de aluminio, carbono y madera.
“Hemos tratado de mantener la geometría de las piezas empleadas” y para eso esos once diseñadores se han esforzado en adaptarse a la forma original, indica Brousseau.
Los diseños fallidos también sirven
Él y Mazaleyrat tienen previsto recurrir, como materia prima, a aviones que ya se han retirado del mercado y ya no vuelan, pero también a diversos componentes que han servido en los laboratorios de Airbus o de los ensayos en vuelo. La principal fuente de aprovisionamiento serán empresas que se dedican al desmantelamiento.
Silla de madera y aluminio.
“Evitamos la destrucción de piezas”, dice Brousseau, que en otro caso se habrían descompuesto para ser vendidas al por mayor por tonelada una vez que se separa el aluminio, el titanio o el carbono de los materiales compuestos.
Potenciar la economía circular
Los ingenieros consideran que su propuesta es, antes que nada, artística, y también “una forma inteligente de revalorizar el patrimonio industrial de Airbus” a través de un procedimiento de “economía circular, indispensable hoy”.
El fuselaje y las alas son algunas de las piezas que privilegian estos dos emprendedores, que se conocieron en una formación de Airbus en 2017.
Mesa Iron Sky, de edición limitada.
Su proyecto lo han desarrollado en el acelerador de negocios Biz Lab que el constructor aeronáutico tiene en su sede de Toulouse, uno de los cuatro que ha puesto en marcha para facilitar la emergencia de proyectos de nuevas empresas en el sector aeronáutico. Los otros tres están en Hamburgo, Bangalore y Madrid.
Su intención es atraer a un público generalista, no sólo a aficionados de la aeronáutica, aunque en cualquier caso son conscientes de que los precios (empiezan a partir de varios cientos de euros por pieza) los convierten en productos de nicho.
En una primera fase pretenden dirigirse a los mercados de los cuatro países de Airbus: Francia, Alemania, Reino Unido y España.