La formación turística, el viaje transformador del profesional y de la persona
Hace unas semanas en una conversación con una directiva de educación turística, hablábamos de la falta de la parte social en el proceso de sostenibilidad turística, ya que precisamente siendo el turismo español el más competitivo (Según los datos oficiales), no es para nada un turismo sostenible, entre otras cosas porque la componente del recurso humano no está valorada e integrada, salvo honrosas excepciones.
Para ser más claro, los salarios del turismo y la hostelería están por debajo de los demás sectores productivos y eso es evidente que genera una mala reputación social y un desinterés por parte de los empleados y futuros trabajadores en formarse para tener un futuro mejor.
¿Porque invertir en formación y educación turística, si no va a ver un retorno tangible? Este paradigma ha logrado minusvalorar la importancia de formarse para acceder a una mejor posición profesional, laboral y social. Pero quizás es hora también de observar a la formación y educación, como un autentico viaje transformador, tanto del profesional, como de la propia persona, que tendrá un retorno asegurado de esa inversión.
Y es relevante, puntualizar que hablo de educación, formación, capacitación, tanto para la educación formal, como no formal, en lo público, y en lo privado.
El viaje transformador debe obedecer a un objetivo y por tanto la formación es una herramienta para conseguirlo y no el objetivo, como muchas veces se confunde.
Es lo mismo en el desarrollo turístico sostenible y competitivo. Es necesario serlo para llegar a un status de calidad, de bienestar y satisfacción que permanezca en el tiempo y no un objetivo y menos a corto plazo.
El viaje transformador debe obedecer a un objetivo y por tanto la formación es una herramienta para conseguirlo y no el objetivo, …
El turismo es y debe ser un instrumento para lograr una calidad de vida, para las personas, la sociedad o comunidad anfitriona, pero preservando a ultranza el patrimonio natural, rural, cultural y social, que son la base de la cadena de producción de experiencias turísticas.
Basta con analizar diferentes territorios o destinos turísticos, para fácilmente percibir cuando el capital humano está comprometido y capacitado, porque se traduce en lo que la demanda quiere y espera, una calidad en el destino que garantice esa satisfacción que el consumidor busca y que por tanto provoca una mejor actitud en la compra turística con su consecuente gasto e ingreso turístico.
Todavía existe en gran parte de este sector, un divorcio o quizás mejor dicho, una separación, que espero sea solo temporal, entre el valor de la formación – educación- capacitación y los beneficios empresariales, sociales y del destino, que obtendrán.
Es un win-win, garantizado para todos e insisto es el viaje transformador del profesional y de la persona, del cual se benefician todos los actores involucrados.
Y recuerden viajando se aprende mucho, si se sabe viajar.
Que tengan un feliz viaje,
Arturo Crosby
www.forumnatura.org