Mientras dure el verano antártico una compañía ofrece la experiencia de descubrir el continente blanco en un viaje con alojamiento y comidas de alto nivel
Los viajes de lujo a la Antártida era el último bastión que le faltaba conquistar al turismo más exclusivo. Una agencia ofrece pasar de uno a ocho días en el continente blanco viajando en jet privado y durmiendo en una especie de iglús dotados de detalles de alta gama.
La propuesta de White Desert nació del espíritu aventurero de sus fundadores Robyn y Patrick Woodhead. Ella fue la primera mujer de Sudáfrica en llegar al Polo Norte y el Polo Sur, y Patrick tuvo una especie de revelación empresarial en una travesía de 80 días por el continente en 2003.
Iglús de lujo
Así crearon el campamento de Wichaway, en el territorio de la Reina Maud. Allí abrieron seis cápsulas de fibra de vidrio, que usan energía solar y eólica para proveer electricidad y agua caliente. Cada una tiene una capacidad para dos personas, y están dotadas de una pequeña sala y un baño equipado con todos los servicios.
Salón comedor de la base en la Antártida.
Los 12 huéspedes comparten las salas comunes y comen en una mesa redonda en sillas equipadas con pieles. No hacen mucha falta debido a la intensa calefacción, pero a más de un huésped le recuerda a un salón deJuego de Tronos.
La salida al continente blanco
White Dessert ofrece paquetes de uno, cuatro u ocho días para descubrir las tierras antárticas. Por razones climáticas y de disponibilidad de luz solar, los viajes se realizan desde noviembre a fines de enero.
El punto de partida es Ciudad del Cabo, donde despega un avión Gulfstreamque en cinco horas y media aterriza en la pista de Wolf’s Fang.
Una de las excursiones más solicitadas es la visita a una colonia de 6.000 pingüinos emperador
En el itinerario, los pasajeros disfrutaron de un servicio a bordo con sushi, tartar con carne de bueyes wagyu y cócteles elaborados con hielo creado hace millones de años. Obviamente, se trata de hielo antártico.
Un DC3 conecta la base con la colonia de pingüinos y el Polo Sur.
Pingüinos, cuevas y montañas
Una de las excursiones estrella es la visita a la Bahía de Atka (tras 2,5 horas de vuelo en un DC3 Basler), donde hay una colonia de 6.000 pingüinos emperadores.
A esta altura del año esta variedad de pingüino se junta con su pareja para criar a su polluelo, un espectáculo que pocos humanos pueden ver debido a que anidan en zonas de muy difícil acceso.
Otras salidas comprenden las exploraciones en cuevas, donde el hielo adquiere caprichosas formas azuladas conforme pasan las horas; escaladas en montañas donde ningún hombre puso el pie, tirolesas, senderismo y esquí nórdico.
En la Bahía de Atka hay una población de 6.000 pingüinos.
Dormir en el Polo Sur
Pero una de las más demandadas es visitar el Polo Sur. Tras siete horas de vuelo hay poco para hacer allí, más que hacer algunas fotos en la esfera de acero que marca el punto donde no hay más puntos cardinales que el norte en todos los ángulos; y dormir en la base científica que está en este extremo del mundo.
Tras siete horas de vuelo en un CD3 los pasajeros llegan al Polo Sur, donde se realizan las clásicas fotos junto a la esfera de acero
El coste de los paquetes de White Desert –por persona- van desde los 68.000 euros por ocho días a los 171.000 euros por el de 14 jornadas.
La temperatura en el Polo Sur puede ser de -25º grados.
También los cruceros
Cada año unos 30.000 turistas visitan la Antártida en cruceros, pero solo 300 personas por año realizan viajes con estancia a este desierto blanco.
Entre las compañía de cruceros más exclusivas Silversea Cruises se asoció con White Desert y ofrece la posibilidad de pasar unas noches en el campamento antártico de lujo como parte de su programa Couture Collection.
