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Científicos y cocineros reivindican el gran potencial de los suelos volcánicos

Durante la celebración del Worldcanic 2021 en Lanzarote

Tres científicos certifican en la primera jornada de Worldcanic que “se puede convivir con volcanes si se les escucha, informando y trabajando con anterioridad para prevenir sus efectos negativos”.

Tres cocineros de entornos volcánicos de todo el mundo (Viviana Varese, Sicilia; Chele González, Filipinas, y Liko Hoe, Hawaii) le dan valor al producto “porque son de tierras mucho más fértiles”.

La mañana de la primera jornada de Worldcanic se ha desarrollado en los Jameos del Agua, un espectacular centro volcánico erigido por César Manrique donde los congresistas han disfrutado también de una comida elaborada por cuatro chefs lanzaroteños.

El director de Geociencias Barcelona del CSIC,  empezaba con una proclama: “Invertimos mucho dinero en explorar el espacio y poco en lo que tenemos aquí, bajo nuestros pies”. Repasando la importancia de los volcanes como generadores  de vida -“Sin volcanes no habría atmósfera ni habría vida. Cerca de los volcanes siempre se asientan poblaciones. Será por algo”-, Joan Martí destacaba la importancia de dejar trabajar a los profesionales: “Los volcanes siempre avisan antes de entrar en erupción. Puede ser con tres días o con tres años vista pero siempre avisan, por lo que es importante estar atento para avanzarnos y que el impacto no sea importante”.

Impactos en la vida de las personas, también en la económica en general, ya que por ejemplo la ceniza –recordaba- “impide el buen funcionamiento de las turbinas de los aviones y la actividad aérea en general”. Impactos que pueden paliarse con información y prevención, escuchándolos, porque “se puede convivir con volcanes si se les escucha”, explicitaba el geólogo catalán.

Certificaba el mensaje, y la apuesta por la pedagogía, el vulcanólogo francés Frédéric Lécuyer. El mayor experto en el volcán Cantal, el más grande de Europa, viajaba no obstante hasta Costa Rica, tierra volcánica, para demostrar cómo el trabajo en explicar y comunicar qué es y cómo actúa un volcán es clave. Allí, relataba, actuaron con psicología para fortalecer a los niños, “que después eran quienes tranquilizaban a sus padres cuando hubo la erupción”. Los niños, segmento poblacional con el que también ha trabajado el presidente de Volcanes sin Fronteras Costa Roca, Gino González.

“Trabajamos con los más pequeños para que cambien la percepción sobre los volcanes”. Lo hacen con actividades y tours guiados por los volcanes, y parece que lo consiguen. Así lo demostraba mostrando dos dibujos. “Les pedimos que dibujen un volcán antes de la actividad y les pedimos que lo vuelvan a hacer después. Los dibujos son diferentes. Los segundos son más humanos, menos intimidatorios. Han entendido que los volcanes forman parte de nosotros y podemos convivir con ellos”.

Porque para Gonzalez, como para Martí o Lécuyer, la idea es resaltar la importancia de compartir conocimiento alrededor de los volcanes y generar prevención, disminuyendo así la vulnerabilidad de la población y mejorando la calidad de vida entorno a ellos.

“Cerca de los volcanes, la tierra es más fértil”

La primera jornada de Worldcanic ha contado también con cocina sobre el escenario por parte de tres chefs de entornos volcánicos. Viviana Varese, chef en W Villadorata (Noto, Sicilia) enseñaba las singularidades de producto local de la isla italiana provocadas por el volcán Etna. “Hay almendros, limoneros, naranjos, olivos, vides… Tres cuartas partes de los productos crecen cerca del Etna porque es donde la tierra es más fértil”, destacaba.

Cercioraba el comentario el cántabro Chele González, con restaurante (Gallery by Chele) en Filipinas, uno de los países más volcánicos del mundo. “Los aetas –aborígenes filipinos- saben muy bien lo que es convivir con los volcanes, incluso reconocieron que cambiaron su cultura tras la erupción del Pinatubo en los 90. Igualmente, no se les ve triste. Saben que el volcán también es su mejor sustento, que convierte en más fértiles las tierras”.

En la misma línea planteaba su ponencia Liko Hoe, chef de Waiahole Poi (Kaneohe, Hawaii), pormenorizando en la resiliencia de una planta en particular: el kalo, también conocido como taro en Hawaii. Si bien en las islas del Pacífico también se usan las hojas de esta planta, tal como comentaba Chele, los hawaianos hacen un uso aún más extensivo de la planta usando sobre todo su raíz, con la que elaboran el poi, alimento básico en la alimentación de la población volcánico, por lo que “no es de extrañar que la forma tradicional de cocinar el poi es en un imu (cocinado bajo tierra) con el cual recreamos un volcán”.

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