Un piloto en busca de un sueño: acabar con el sacrificio de los perros abandonados
Nacho Paunero es el fundador de El Refugio, una protectora que lleva más de 20 Nacho Paunero es el fundador de El Refugio, una protectora que lleva más de 20 años rescatando y buscando un nuevo hogar a perros y gatos abandonados. Lucha para que el sacrificio cero sea una realidad en toda España rescatando y buscando un nuevo hogar a perros y gatos abandonados. Lucha para que el sacrificio cero sea una realidad en toda España
El día que su mejor amigo abrió la puerta del coche y le invitó a salir en mitad de una carretera, Aston no se imaginaba que lo estaban abandonando. Se quedó allí siete días y siete noches, esperando, con una fidelidad que solo una amistad incondicional es capaz de mantener. Pero su amigo nunca volvió y, sin saberlo, Aston pasaba a formar parte de las 140.000 mascotas que cada año se abandonan en España.
Nacho Paunero (Madrid, 1963) lleva más de dos décadas luchando contra este tipo de situaciones. Muchas veces el abandono va acompañado de escenas de maltrato, como en el caso de Naif, una perrita que apareció atada y con señales de haber sido apuñalada.Tanto ella como Aston fueron rescatados por Nacho, presidente y fundador de El Refugio, una asociación sin ánimo de lucro que nació en 1996 para denunciar el abandono y el maltrato, rescatar y acoger animales y buscarles un nuevo hogar.
Gracias a El Refugio, miles de animales han podido rehacer sus vidas junto a una nueva familia y se han salvado de una muerte injusta: la ausencia de una regulación estatal permite que, en la mayoría de comunidades autónomas, los animales que se encuentran en la calle puedan ser sacrificados en el plazo de 10 días si nadie los reclama. Sacrificados solo porque nadie los quiere o, mucho peor, porque alguien los quiso, pero un día decidió abandonarlos. Hasta hace no mucho, esto era así en todo el país.
Poner cara y dar voz a las historias de maltrato
“A un grupo de personas que vivíamos en el mismo pueblo, El Espinar, en Segovia, nos empezó a surgir la inquietud al ver que los animales que se cogían de la calle se mataban. Esa era la solución que se daba, me parecía terrible”, explica Nacho.
Empezaron a poner cara y voz a las historias de abandono y de maltrato animal que acogían en la protectora: “Había que comunicarlo, porque esa era la única manera de concienciar y de mover conciencias. Creamos la primera web en la que mostrábamos a los perrillos en adopción, en eso fuimos pioneros”, explica Nacho. “Y eso nos ha permitido dar un paso de gigante; ahora mismo no hay nadie en España que no sepa que se puede adoptar un perro o un gato abandonado”. Desde entonces, en El Refugio han vivido un montón de primeras veces que ha cambiado la forma en que los animales de compañía son tratados en España.
De pequeño, los padres de Nacho no le dejaban tener perros. Pero estabaKazán, una de esas grandes amistades que se forjan en verano y que, mitificadas, permanecen en la memoria para siempre. Kazán vivía permanentemente atado en el hotel de Santander donde Nacho veraneaba: “Su vida era estar atado a una cadena y yo iba todas las mañanas a compartir mi desayuno con él. Era mi amigo y yo era infinitamente feliz con él”. Un verano volvió y ya solo estaba la correa. Ocurre que muchos niños y niñas se encuentran por primera vez con la muerte a través de los animales cercanos.
Quizás de ahí le vino a Nacho esa necesidad vital de acabar con el sufrimiento animal. Siendo joven, se formó y empezó a trabajar como piloto de aviación (ahora es instructor de vuelo), cultivó a fondo su pasión por el submarinismo, vivió muchas aventuras, formó una gran familia… Pero el sueño que ha perseguido siempre es el de liberar a los perros abandonados de la cadena del sacrificio.
No era suficiente con rescatarlos, había que denunciar
Cuenta Nacho que el primer rescate que hicieron en El Refugio, hace 23 años, fue el de una galga que ladraba desesperada desde una casa en ruinas. Fuera estaba la policía, los bomberos y un montón de gente. “Me llamaron porque nadie se atrevía a entrar”, explica. “Me acuerdo que la saqué así, en brazos, estaba muy, muy delgadita y mis compañeros le pusieron el nombre deNacha. Claro, tan delgadita como yo”.
Tirando del hilo de cada rescate, se dieron cuenta de que no era suficiente con rescatar y cuidar: el problema real era la impunidad que permitía que algunas personas se sintieran libres para abandonar y maltratar a los animales.
Y empezaron a denunciar.
En 2006 acudieron al rescate de Nena, una caniche negra que vivía en una urbanización ubicada en Los Ángeles de San Rafael, en Segovia. Antes de abandonarla, la habían rociado con un producto corrosivo y la mayor parte de su cuerpo estaba calcinado. “Fue la primera denuncia que pusimos y la Audiencia Provincial de Segovia condenó a su dueña”.
Desde aquella primera denuncia, El Refugio se ha involucrado en centenares de procesos penales, civiles y administrativos en toda España por casos de maltrato animal, como el que sufrió Nena. Pero hacía falta un mayor respaldo de la justicia. En El Refugio se pusieron entonces el traje de negociadores y empezaron a llamar a las puertas de los partidos políticos con una importante campaña por la modificación del Código Penal, que se aprobó en diciembre de 2010 (con la modificación del Artículo 337 para eliminar el ensañamiento como requisito para que exista el maltrato) y que facilitaría llevar a los maltratadores ante los tribunales.
Desde el principio, en El Refugio creyeron que para ser altavoz de los animales más débiles, necesitaban ser independientes. Siempre rechazaron las subvenciones. Hoy cuentan con 7.000 socios y una clínica veterinaria que permite sustentar los distintos proyectos y campañas de la protectora, así como la comida y los cuidados de los perros y gatos que buscan una nueva familia.
Ahora mismo, hay 140 perros con un pasado complicado y esperando por un futuro mejor. Por eso es importante que su presente en este lugar de transición esté lleno de cuidados y de cariño. Hay veces que el nuevo hogar llega pronto, pero para algunos, la espera se alarga. Volga tardó 13 años en encontrar familia: abandonó la protectora, ya siendo anciana, sin dejar de mover la colita.
El gran sueño del sacrificio cero
Hasta hace poco más de tres años, Cataluña, con la normativa de protección animal más avanzada, era la única Comunidad Autónoma que prohibía el sacrificio de animales abandonados. En muchas otras regiones de España la ley todavía no recogía estos avances
Nacho Paunero. CLARA PAOLINI
“Buscamos a la ciudadanía para que nos apoyara y fue algo impresionante. ¡Menudo chute de energía! Necesitábamos 50.000 firmas en 90 días para poder lanzar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Nos costó un montón de trabajo, fue durísimo, muchas horas en la calle, por la noche, de día… en todas partes. Pero la satisfacción que te producía ver cómo la gente apoyaba, se hacían colas para firmar… Eso fue maravilloso”.
Consiguieron más de 62.000 firmas y, en marzo de 2015, su ILP alcanzó el respaldo del Parlamento regional, que un año después se materializó en la Ley de Protección de los Animales de Compañía de la Comunidad de Madrid, por la que se prohíbe la exhibición de perros en escaparates y el sacrificio de animales abandonados.
Lo lograron. “A través de campañas, de contarlo, de concienciar, de hablar de los rescates, de fomentar la adopción. Ese logro ya lo tenemos para todos”, explica Nacho, con el ladrido de fondo de todos sus amigos, desde el calor de este refugio desde donde seguirán luchando para lograr que el sacrificio cero sea una realidad en toda España.