Empresa Eco-Oro renunció a su concesión minera en el páramo de Santurbán
Con este título, considerado uno de los principales dentro de la zona de páramo, iba a desarrollarse el proyecto ‘Angostura’, el cual pretendía extraer el equivalente a 11 millones de onzas de oro a lo largo de 25 años. Queda en manos de la Agencia Nacional Minera.
Ambientalistas del país celebran la última decisión de la multinacional canadiense Eco-Oro. Esta empresa, que contaba con uno de los títulos principales para extraer minerales en el páramo de Santurbán, acaba de renunciar a su concesión porque “las medidas adoptadas por el Estado han hecho inviable” su apuesta en el país. Se refieren al proyecto ‘Angostura’, con el que se pretendía extraer el equivalente a 11 millones de onzas de oro a lo largo de 25 años.
La renuncia fue anunciada al Ministerio de Minas y Energía a través de una carta en la que explican los motivos por los que desisten de la Concesión 3452. La decisión, que estuvo motivada por las pérdidas de Eco-Oro, responde al tira y encoje que ha suscitado durante los últimos años la delimitación del páramo de Santurbán. Esa discusión los llevó a demandar al Estado colombiano por 764 millones de dólares para compensar los daños que han sufrido.
Los daños a los que se refieren se remontan al año 2014. Teniendo en cuenta que esta empresa, llamada antes Greystar, hace presencia en el país desde hace 20 años, valiéndose de licencia ambiental y licencia de explotación, se topó con barreras desde que el Gobierno delimitó por primera vez Santurbán. Esa delimitación incluía una parte de lo concesionado a Eco-Oro como zona de páramo, restringida a la extracción de minerales y/o actividades.
Desde ese momento, argumenta la empresa, “fueron privados de sus derechos para desarrollar actividades mineras en la mayoría del área de su concesión y acceder a los recursos minerales en dichas áreas, a pesar de haber invertido más de 250 millones de dólares en esto”. En efecto, aseguran, el proyecto ‘Angostura’ se tornó economicamente inviable para la compañía. Así pues, la renuncia se erige como un triunfo para las comunidades y organizaciones que han luchado por la conservación de este valiosísimo ecosistema, que abastece con agua a más de 2 millones de personas.