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Las fotos de cachorros de leones y tigres esconderían una historia de abuso animal

En Francia y Emiratos Árabes Unidoso las selfis con cachorros de tigre y de león y la venta de estas crías en las redes sociales son un fenómeno en auge. ¿De dónde vienen los animales? Los investigadores desconfían de circos sin escrúpulos.

“Entre septiembre de 2018 y enero de 2019, recuperamos un cachorro de tigre y cuatro de león”, enumera Jean-Christophe Gérard, veterinario de la asociación Tonga. Algo nunca visto para esta organización encargada de recoger animales salvajes incautados por las autoridades francesas.

En noviembre hallaron un cachorro de león en un Lamborghini en la famosa avenida de los Campos Elíseos de París y días antes habían encontrado una pequeña leona en un garaje en el sur, en Marsella, en un estado calamitoso: sin destetar, con pelaje ralo y úlceras en los ojos.

“La gente les da de comer como si fueran gatos o perros”, croquetas, y hasta chocolate, cuando en realidad necesitan mucha carne, afirma Jean-Noël Rieffel de la Oficina Nacional de Caza y Fauna Silvestre.

Para poseer un león o un tigre, especies amenazadas, hay que tener una autorización. Pero “desde hace poco nos encontramos con un fenómeno nuevo: jóvenes en las redes sociales con tigres pequeños o cachorros de león”, explica Jean-Noël Rieffel. Los alquilan por varios cientos de euros y los compran por varios miles de euros.

Este fenómeno “cobró relevancia en 2018 y viene de Emiratos” Árabes Unidos, añade. “Tener un animal peligroso da prestigio y está la idea de que se puede comprar todo, incluso la naturaleza, incluso los animales salvajes”. Y eso que “sólo se ve la punta del iceberg”, estima.

“Gracias a las redes sociales nos llaman cada vez más”, añade Arnauld Lhomme, investigador de la fundación 30 Millones de Amigos. “La gente se muestra en internet (con los animales) para presumir, algunas personas nos lo señalan y nosotros seguimos la pista”.

¿Nacidos en cautiverio?

Hay varias investigaciones en curso pero la justicia y las asociaciones tienen problemas para descubrir de dónde vienen estos cachorros. En general descartan la pista de animales capturados en libertad y traídos a Francia.

“Es muy complicado a nivel logístico hacer pasar un cachorro de felino de contrabando”, afirma Loïs Lelanchon, del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW).

Los leones y los tigres se reproducen bien en cautiverio. Se privilegia esta pista y por lo tanto la “de circos poco escrupulosos, que se mueven mucho”, según Jean-Noël Rieffel.

Podría tratarse de “nacimientos no declarados en circos itinerantes, de circos extranjeros que vienen a Francia por unas semanas o meses, o eventualmente parques zoológicos no habilitados”, explica Loïs Lelanchon.

En el caso de un cachorro de león encontrado en 2017 a las afueras de París, su dueño, conocido por tráfico de drogas, dijo que lo había alquilado en un circo que no identificó, según una fuente policial.

Los circos deben tener registros de entrada y de salida de animales silvestres (compra, deceso, nacimiento) y también de los cuidados veterinarios. Los controles en los circos no son sistemáticos. “Se confía en la buena fe”, lamenta Arnauld Lhomme.

“Generalmente la vigilancia es buena”, matiza el veterinario Bruno Kupfer, que sigue los grandes circos y asegura no estar al tanto de irregularidades. Sin embargo “puede haber circos pequeños poco respetuosos con las reglas”.

Esta “moda” de los cachorros de felinos tiene “un impacto negativo en los animales salvajes”, lamenta Loïs Lelanchon. “Separan a los cachorros de sus madres cuando son muy pequeños”, “los humanos los manipulan” y “consolida una demanda que puede conducir a una caza furtiva”.

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