Editorial

La potencialidad turística de la Naturaleza, depende del talento y no de los recursos

 

El modelo más especulativo del turismo ha basado su éxito en no tener barreras de crecimiento o expansión y por tanto considerar que esta actividad al ser generadora de crecimiento económico y empleabilidad, era la solución para la mayoría de los territorios donde las otras actividades productivas, en especial en las áreas rurales, ya han dejado de ser competitivas, en especial por su falta de innovación y por la competencia en precios.

Es decir la potencialidad turística dependía de la capacidad económica, financiera y voluntad política, que le permitiese crecer sin determinación de límites aceptables o no.

Pero sin embargo si nos referimos a otro tipo de escenarios, donde el capital financiero no se brinda de esa manera, es decir las áreas rurales y naturales, es como cuando uno viaja por escenarios naturales muy atractivos, con una serie de recursos naturales  e incluso culturales, como es el caso de los Llanos de Colombia, donde acabo de estar, nadie tendría duda en afirmar que su potencialidad turística, seria al menos entre un 7 y un 9 sobre 10, siendo éste la máxima valoración.

Y estoy seguro que quienes lo conocen, estarían de acuerdo conmigo. Esto es algo no solo para esta región, sino para otras miles similares que hay en el mundo, con una gran riqueza natural y cultural en muchos países.

Pero la pregunta seria porque con esta potencialidad tan grande y después de tantos años, no hay turismo, ¿Porque la oferta local que sigue queriendo una demanda de “calidad”, apenas recibe ocasionalmente un turismo domestico, él cual critica, porque no responde a sus expectativas económicas y además deja una huella tremenda que le supone un coste extra de reposición ambiental e incluso económica?

Y sin embargo otras zonas de recursos naturales y culturales muchísimo menos espectaculares, reciben un flujo de turistas, capaz de mantener la oferta de una forma sostenida, aunque nunca comparada con el turismo convencional vacacional del sol y playa o del turismo urbano.

Para mi es evidente la respuesta, la potencialidad hay que medirla mucho más en función de la capacidad de gestión a nivel local, es decir del talento humano, del emprendimiento, tanto privado como público y menos del entorno donde se desarrolla la actividad.

Los números en turismo no significan desarrollo, ni siquiera éxito en la gestión, pero sí que la balanza coste/ingresos produzca un beneficio capaz de conseguir un desarrollo sostenible y competitivo.

Para obtener un cambio radical en el medio rural o para reinventar destinos turísticos, es imprescindible aprovecharse del entorno disruptivo actual y apostar por una innovación atrevida, formando a la vez líderes que sean capaces de dinamizar territorios y convertirlos en este tipo ideal de destinos, que cada vez apuestan mas por la economía verde y circular.

 

Cada vez que miren un territorio con una naturaleza espectacular y con un patrimonio cultural rico, y sin embargo no observen una oferta turística de calidad (Teniendo en cuenta la capacidad de carga o crecimiento en función tanto de la conservación como de la calidad de la experiencia), que se traduzca en un desarrollo a nivel local, pregúntense donde está el talento humano, el liderazgo y el emprendimiento innovador, porque muy probablemente ahí este la respuesta.

Recuerden que el talento con la formación adecuada, bajo un esquema innovador, es capaz de lograr los cambios tan necesarios para muchas zonas, como estos Llanos Colombianos, la Amazonia y miles de territorios que no logran los resultados esperados.

Queda mucho por aprender y más por hacer, pero siempre hay que dar un primer paso: Cambiar el chip!

Un cordial saludo,

 

Arturo Crosby

Editor Natour

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