¿Valió la pena la construcción frenética de represas en Laos?
Desde hace varios años, el pequeño país, que hoy sufre por la desaparición de 130 personas tras el colapso de una represa, se propuso convertirse ene le mayor exportador de energía del Sudeste asiático. ¿Qué pasará con este modelo tras el desastre?
Para expertos internacionales, la catástrofe que se produjo el lunes en el sur de Laos, cuando una represa se derrumbó y ya deja 130 desaparecidos, 24 muertos y 6.000 desplazados, era previsible. Esto, debido a que el país se trazó una meta concreta para el año 2020: convertirse en la “batería de Asia del Sudeste”.
La ruptura de la represa liberó 500 millones de toneladas de agua, provocando graves inundaciones que alcanzan incluso a la vecina Camboya
Según informó BBC Mundo, para 2017 el país contaba con 46 centrales de energía hidroeléctrica y 54 proyectos similares en construcción. Su meta era construir 100 plantas operativas con una capacidad de 28.000 megavatios para el 2020.
Y, aunque ambiciosa, era una meta posible para el pequeño país. El 97%de su territorio consiste en riscos y montañas enormes que abarcan la cuenca del Mekong. El potencial hidroeléctrico era indiscutible.
Así, las represas se convirtieron para este país pobre en la promesa de ingresos futuros, más aún dado el constante declive de las exportaciones de madera, oro y cobre desde hace varios años, y la pobreza extrema en la que viven uno de cuatro laosianos, de acuerdo con el Banco Asiático de Desarrollo.
El banco mundial aprobó –e incluso, promovió– la construcción desbocada de presas. En 2017, ese organismo internacional previó que el PIB del país se dispararía entre 2019 y 2020, “basado en un aumento de la generación de energía y el crecimiento de las oportunidades en los sectores que no implican recursos gracias a una integración regional más cercana y reformas para mejorar el clima comercial”.
Pero entonces, ¿qué pasó? “La cantidad de obras es totalmente desproporcionada con respecto a las capacidades de control del país. Las autoridades de supervisión, que no tienen las calificaciones y conocimientos necesarios, confían en las poderosas empresas extranjeras que construyen esas estructuras”, indicó Olivier Evrard, especialista de Laos.
Lo más grave es que más de 50 proyectos, financiados principalmente por China, están en desarrollo, según la asociación internacional Hydropower (IHA).
“Hasta 40% de peces menos”
Pero las obras hidroeléctricas “plantean problemas de orden ambientales, económicos, sociales y políticos”, destacaba en 2013 un informe de la Escuela Normal Superior (ENS) francesa.
“Degradan los ecosistemas fluviales”, “hacen caer la diversidad y la cantidad de peces”, lo que tiene consecuencias en la productividad pesquera del Mekong, reputada como la más importante de agua dulce en el mundo, según este informe.
Otro documento, publicado en abril de 2018 por la Comisión del Mekong, estima que las reservas de peces podrían decaer “hasta 40%” en la cuenca del Mekong por los múltiples proyectos hidroeléctricos.
Otro problema señalado es que la energía producida no beneficia financieramente a la población local, a diferencia de otros países en donde una parte de los ingresos generados se reserva a sus habitantes.
La población, obligada en muchos casos a dejar sus hogares para permitir la construcción de represas, no aprovecha tampoco de esta nueva electricidad generada ya que la mayor parte se exporta a China y Tailandia.
En total, 90% de la electricidad que produjera la represa que colapsó el lunes estaba destinada para exportarse a Tailandia y el 10% para consumo local. La estructura aún no estaba operativa.
La escasa cantidad de electricidad que queda en Laos podría ser suficiente para alimentar en energía a este pequeño país de sólo siete millones de habitantes.
Pero la red de distribución, sobre todo en las zonas rurales, no está suficientemente desarrollada.
¿Buen negocio?
Los ingresos generados tampoco parecen estar a la altura de la ambiciosa política del país.
Numerosos contratos estipulan que las centrales, operadas en su mayoría por empresas extranjeras, serán cedidas al gobierno comunista de Laos en 20 o 30 años, señaló Keith Barney, profesor en la Universidad Nacional australiana.
El gigantesco proyecto de represa de Xayaburi en el Mekong, es fuente de tensiones con Camboya y Vietnam, situados río abajo, que temen sufrir las consecuencias.
Desarrollado por el grupo tailandés CH Karnchang, se evalúa su costo en 3.800 millones de dólares para una potencia de 1.285 megavatios.