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Lo que hay tras los asombrosos antes y después de mascotas adoptadas

Machete y Osaka, dos de las tantas historias que recuerdan el valor de las segundas oportunidades.

La escena se repite una y otra vez, mascotas caminando por las calles en las peores condiciones con collar puesto y esperando volver a casa. Otra situación bastante recurrente es la de ingresar a redes sociales y encontrar una larga lista de animalitos buscando familia.

Al ver el antes y después de estos perros y gatos que han corrido con la suerte de encontrar un nuevo amo -tras ser víctimas de abandono o maltrato- es bastante conmovedor, casi se podría decir que no parecen ser los mismos.

Por eso, queremos narrar dos historias -de las muchas que hemos recibido de nuestros lectores- que demuestran el poder de la adopción y lo importante de las segundas oportunidades. Además, una experta explica qué tan real es el cambio físico y de comportamiento de estos animales que pasan de las calles a un nuevo hogar.

El perro criollo que sobrevivió a un machetazo y ahora salva vidasLa historia de mi mascota

El antes y después de Machete.

Machete tiene aproximadamente 10 años, está desde hace uno en la Clínica Veterinaria Santa Teresita de Bogotá, inicialmente arribó como paciente de urgencia, pero ahora es un ayudante más del equipo médico. Fue rescatado el pasado 17 de abril del 2017 por la Policía Ambiental y Ecológica y ese mismo día llevado a ese centro médico. 

Su suerte no había sido la mejor, según las autoridades había sido atacado por un hombre con un machete, de ahí su nombre. Además, le echaron una sustancia extremadamente caliente en su cuerpo produciendo quemaduras de segundo y tercer grado.

“Estaba en un estado lamentable, tenía demasiadas pulgas en su pelaje. En la herida en su pata derecha mostraba su hueso expuesto, tenía pérdida de tejido y la herida estaba contaminada. Llevaba quemaduras en el tórax, suponemos que por agua hirviendo pues no había residuo de alguna otra sustancia“, recuerda uno de los profesionales del lugar.

Aunque muchos dijeron que lo adoptarían, ante la ausencia de una propuesta formal en el hospital veterinario decidieron adoptarlo. “Es un perro bastante adulto porque no presenta la mayoría de sus piezas dentales, se fue ganando nuestro corazón y ahora es un miembro más del grupo de trabajo de nuestra clínica”, recuerda uno de los voceros del lugar.

“Se fue ganando nuestro corazón y ahora es un miembro más del grupo de trabajo de nuestra clínica”

Con el tiempo las heridas y quemaduras han sanado, pero las cicatrices aún son evidentes, de ahí que quien observa a Machete automáticamente se vea intrigado por su historia. Dicen los veterinarios que el cambio ha sido radical, pues cuando llegó era un paciente nervioso, temeroso y gruñón que no se dejaba hacer las limpiezas. Ahora, gracias al amor entendió que podía confiar nuevamente en las personas y es noble, amante de las fotos y un fiel compañero.

“Es el amigo perfecto, aunque muchos creen que la mascota soñada es pequeña o de raza, él es una prueba de que eso no es verdad. Machete se acomoda a donde sea y siempre está para uno (…) Nos hemos preguntado qué pensarán de ver entrar y salir perros e inclusive ver la muerte de algunos y hemos notado que es perceptivo y solidario, entiende que nos dedicamos a salvar vidas”. 

Osaka y Laia, las hermanas adoptivas rescatadas de abandono

La historia de mi mascota

La historia de Osaka y Laia es una muestra de que adoptar vale la pena.

Osaka es la hermana adoptiva gatuna de Laia, quien a su vez es miembro de la familia de Carlos Hernán Rodríguez, su esposa y sus dos hijas, un hogar que acababa de perder a su mascota de toda la vida y por eso decidió, en vez de comprar un gato nuevo, adoptar a un animal que necesitara de su ayuda y cariño. Actualmente, a falta de uno tienen dos.

Mientras su hermana gatuna -Laia- fue sacada de un guacal durante una operación de rescate en una compraventa, Osaka fue llevada por un extraño a un hospital veterinario para ser sometida a eutanasia pues tenía heridas profundas en el cuello, laceración en su cuerpo, casi amputación de una tercera parte de la cola y la exposición de los huesos de su pata izquierda.

Como si estuvieran predestinadas a convivir,  Laia llegó a la casa de los Rodríguez un 24 de deciembre y Osaka un día después, el 25 del mismo mes, tras dos semanas de trabajo clínico donde se salvó su vida pero perdió una parte de su cola y de su pata izquierda.

“Fue la mejor decisión, los dos tienen cuatro meses y se la pasan jugando. Osaka no parece que le faltara ninguno miembro de su cuerpo, salta como cualquier gato. Las dos van felices de un lado para otro. Siempre llegamos a casa preguntándonos que travesura habrán hecho. Nos da felicidad haberlas rescatado”, afirma Carlos,  un médico veterinario de la Universidad de la Salle con especialización y maestría en medicina interna y cirugía para pequeños animales.

Siempre llegamos a casa preguntándonos que travesura habrán hecho. Nos da felicidad haberlas rescatado

Para Karen Sativa, médico veterinario de la Universidad de la Salle, pasa algo realmente poderoso en las mascotas cuando son adoptadas, pues los animales son bastante sensoriales y al darse un cambio de vida esto se observa de diferentes maneras. 

Según Sativa, unas de las manifestaciones más evidentes se concentran en sus colas y orejas, pues es su manera de comunicarse y, aunque muchos no lo sepan leer, la felicidad de tener una nueva familia se expresa en movimientos de cola o en poner en una posición diferente las orejas.

“Un animal que es abandonado, en la calle, después de haber estado en un hogar es como un niño que uno deja botado a la intemperie. Obviamente el mayor sentimiento que va a reinar es el miedo y angustia. Pasar de ese momento a sentirse nuevamente queridos se va notar”, afirmó la veterinaria.

Entre los rasgos que muestran la violencia en perros y gatos está la pérdida de cabello o del brillo por falta de alimentación, columna ‘metida’ o cabellera erizada. Luego, al pasar a tener un hogar, ganan masa muscular, son más activos, responden fácilmente al medioambiente, mejoran la actitud, tienen cambios neurológicos y su sistema inmunológico se fortalece siendo más tolerante a ciertas patologías.

“Creo que muchos estarán de acuerdo, porque lo han vivido, en que el mayor cambio se notará en su mirada, pasará de angustia a tranquilidad”, concluye.

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