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Contaminación por pellets de las costas de Galicia y regiones cercanas

Los pélets son la forma inicial del plástico

NR: Los desastres ambientales también afectan a los destinos turísticos y dañan la imagen reputacional de una region, un país y sus destinos, especialmente si las autoridades responsables no gestionan adecuadamente la crisis. Les compartimos estos textos ilustrativos de Planeta Mauna Loa, sobre lo que implica donde se explica de forma divulgativa las consecuencias inmediatas.

El 8 de diciembre, hace ya más de un mes, el buque Toconao perdió seis contenedores frente a las costas del norte de Portugal. Al menos uno contenía sacos de pélets, diminutas bolas de plástico que la marea terminó arrastrando hasta las costas del noroeste de España. El día 13 de diciembre, se encontró un saco en la playa de Espiñeirido, en Ribeira (A Coruña). Una semana después, varios arenales de Galicia amanecieron cubiertos de blanco.

imagen de Noia Limpa del vertido de pélets de plástico en las costas de Galicia

Poco a poco se ha ido conociendo el impacto del vertido. Se calcula que se perdieron más de 1000 sacos de péletsunas 26 toneladas de este material. Las empresas Mærsk (dueña de los contenedores) y Bedeko Europe (cuyo nombre aparece en los sacos) niegan su responsabilidad sobre los pélets. De la naviera todavía no se sabe nada.

La respuesta de las autoridades se hizo esperar. Tras semanas marcadas por la falta de coordinación y la elusión de responsabilidades, el 9 de enero la Xunta de Galicia activó el nivel dos de alerta, lo que implica que la comunidad puede recibir ayuda del Gobierno central para recoger los microplásticos. Lo hizo después de que la activasen Asturias, a donde han empezado a llegar también los pélets, Cantabria y el País Vasco.

El problema ha movilizado a una sociedad muy ligada al mar y que recuerda como si fuese ayer la marea negra del Prestige, hace ahora 20 años. Desde el principio y ante la falta de acción de las autoridades, grupos de voluntarios se han organizado para comenzar la (infinita) tarea de retirar estas pequeñas piezas de plástico del litoral.


¿QUÉ SON LOS PÉLETS?

Los pélets son la forma inicial del plástico. También conocidos como granza, son la materia prima que llega a las fábricas que la transforman en todo tipo de productos. Tienen forma de cilindro o disco y un tamaño de apenas unos milímetros de diámetro, más o menos como una lenteja. Es decir, son microplásticos.

Aunque la marea blanca de estos días acapara los titulares, el de los pélets es en realidad un problema recurrente en las costas y los mares de todo el mundo que lleva años siendo denunciado. De acuerdo con la ONG Surfrider, la granza es la segunda fuente más común de contaminación directa por microplásticos (la primera son las partículas desprendidas de la ropa en las lavadoras).

Según un informe de la Comisión Europeamás de 160 000 toneladas (unos ocho billones de pélets de plástico) acaban en el mar cada año en Europa. A nivel mundial, se estima que son 450 000 toneladas. La mayoría de estos vertidos no se producen por incidentes en los barcos de mercancías, sino directamente en los alrededores de las fábricas que producen la granza.

Tarragona, en España, es uno de los puntos de Europa más afectados por estos vertidos. Allí se concentra el 60 % de la producción de plástico del país. De hecho, el gobierno catalán acaba de expedientar a ocho petroquímicas por la continua contaminación del entorno con pélets. Aun así, la falta de regulación nacional e internacional y las dificultades para trazar el origen de los pélets hacen que la mayoría de estos vertidos queden impunes.


¿Y CUÁL ES SU IMPACTO?

Ante las imágenes de los primeros voluntarios recogiendo pélets sin guantes ni ningún otro tipo de protección, surge inmediatamente una pregunta: ¿son tóxicos? Es difícil dar respuesta a esto por ahora, ya que todavía no se conoce su composición exacta. Aunque están formados en su mayor parte por plástico, contienen también aditivos químicos como un estabilizador que sirve para que la luz solar no dañe el material.

La Xunta de Galicia asegura que las bolas de plástico “no son tóxicas ni peligrosas” basándose en dos informes realizados por un instituto tecnológico privado. Sin embargo, uno de ellos recomienda “evitar el contacto con la piel, los ojos y la ropa cuando se proceda a la limpieza en caso de vertido accidental”. La Xunta y el Gobierno están a la espera de contar con un análisis químico para saber más.

Lo que sí está claro es que, independientemente de su composición, el vertido de miles de millones de microplásticos en las costas no resulta inocuo para el medioambiente. Al ingerir los pélets, los animales los introducen en la cadena trófica y además pueden terminar ahogándose o sin espacio en sus estómagos.

También entran en juego los compuestos químicos, que pueden transferirse a los animales que consumen el plástico y alterar su desarrollo o su sistema inmunitario. Además, en el agua, estas bolitas tienen la capacidad de absorber algunos contaminantes (como gasolina o aceites) y transportarlos a otros lugares.

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