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Sochi, el balneario ruso donde playa y nieve son posibles

Esta ciudad va camino a ser una de las mecas del turismo mundial. Viaje por sus atractivos.

Sol y playa, montaña y nieve, casinos y vida nocturna, deporte y naturaleza salvaje. Pocos lugares en Europa ofrecen tantas opciones de descanso en tan poco espacio como la ciudad rusa de Sochi.

El balneario ruso de Sochi, situado a orillas del mar Negro, frente a las costas de Turquía y a 1.600 kilómetros al sur de Moscú, se encuentra a apenas una hora en tren de las nevadas montañas del Cáucaso.

Por increíble que parezca, desde la playa se pueden ver los picos nevados. Y eso hace que en la práctica se pueda pasar del vestido de baño y la moto acuática al gorro de esquí y el ‘snowboard’ en apenas un suspiro.

Por algo es el lugar de descanso preferido del presidente ruso, Vladimir Putin, y antes lo fue del líder soviético Iósif Stalin, que contaba en esta ciudad con una dacha.

Putin suele viajar a Sochi tanto en invierno como en verano, pero no solo para descansar, ya que acostumbra a recibir a líderes mundiales, como ocurrió en mayo pasado con la canciller alemana, Angela Merkel.

La ciudad más meridional de Rusia se ha convertido en la punta de lanza del desarrollismo ruso, especialmente desde que acogiera en 2014 los Juegos Olímpicos de Invierno, acontecimiento que la colocó virtualmente en el mapa.

A eso se ha sumado el potente y llamativo espectáculo de la Fórmula 1, ya que desde 2014 Sochi es la sede oficial del Gran premio de Rusia: una carrera que atrae a cientos de miles de personas.

Sochi ha dejado de ser la gran desconocida. No es ni Mónaco ni Barcelona, pero tiene todo lo que ambas ofrecen y más. Tiene playas y noche salvaje como la ciudad española, pero también el lujo deslumbrante que puede verse en el principado monegasco.

Pero es que además de eso, se puede tomar el sol, esquiar, practicar senderismo, escalar escarpadas montañas o visitar su parque natural, donde recientemente fueron soltados leopardos de las nieves.

Fundada en 1917, coincidiendo con la revolución bolchevique, es decir, hace un siglo, Sochi es considerada la segunda ciudad más larga del mundo, ya que su costa se extiende durante casi 150 kilómetros. 

Con apenas un poco más de un cuarto de millón de habitantes, este municipio se encuentra entre la república georgiana de Abjasia y la península de Crimea, durante largo tiempo destino preferido de los zares.

No obstante, Sochi le lleva varios cuerpos de ventaja a la península antaño ucraniana, donde la infraestructura está obsoleta, ya que data de tiempos soviéticos.

En la zona costera, el clima es cálido todo el año, excepto los meses de diciembre, enero y febrero, cuando las temperaturas pueden bajar hasta los 5 grados en promedio. Por ello, recibe anualmente cinco millones de visitantes. Aunque es necesario advertir que las lluvias torrenciales pueden sorprender al turista en cualquier momento.

Uno puede tomar el sol desde mayo hasta octubre. El litoral de Sochi está lleno de playas urbanas, equipadas con toda clase de infraestructuras. 

Eso sí, las playas no son de arena fina, sino de piedras, por lo que se aconseja precaución a los menos avezados en este tipo de suelos. La más famosa es la playa de la Riviera, aunque muchos prefieren Adler, localidad que también forma parte del municipio de Sochi, ya que los precios son más asequibles y la playa está a unos pocos cientos de metros de las instalaciones olímpicas.

El deporte está estrechamente vinculado a la ciudad, donde nacieron leyendas del deporte ruso soviético como el tenista Yevgueni Kafelnikov y el baloncestista Vladimir Tkachenko, una torre de más de 2,20 metros que formó una pareja temible con el lituano Arvidas Sabonis. Sochi, además, fue el lugar que vio crecer y triunfar a la tenista Maria Sharapova.

El fin de semana de la Fórmula 1 es una buena excusa para acercarse a la ciudad, que le arrebató a Moscú el sueño de ser una vez al año la capital mundial del ámbito del motor.

Los aficionados al fútbol también tendrán una buena oportunidad de conocer la ciudad en junio del 2018, ya que el impresionante estadio olímpico (Fisht) de Sochi será una de las sedes del Mundial de Rusia. Y no solo partidos de la primera fase, sino también uno de los cuartos de final. De hecho, ya fue escenario de la Copa Confederaciones.

La otra gran oferta de Sochi es la nieve. Con ocasión de los Juegos Olímpicos se construyó un tren rápido que permite ahora desplazarse, en solo una hora, desde el corazón de Sochi hasta las estaciones de esquí de Krásnaya Poliana, donde se celebraron las competiciones de esquí alpino en 2014.

Además, en las laderas de las montañas, donde solo había unas casas de madera, el Gobierno local levantó de la nada auténticas ciudades alpinas, como es el caso de Gorki. Precisamente, en esa urbe se inauguró hace unos meses un casino, el cual ya han visitado casi doscientas mil personas.

Cientos de miles de rusos y extranjeros acuden durante la temporada invernal y hasta bien entrada la primavera a estos lugares en busca de emociones fuertes. 

Es tradicional ver a familias enteras practicando ‘snowboard’ o desplazándose en motos de nieve. Pero su atractivo no se limita a los deportes extremos, sino también a los bosques, cañones, cuevas, cascadas, lagos y ríos que uno puede visitar a lo largo de todo el año en el Parque Natural de Sochi, que tiene como inquilinos a osos, leopardos, lobos, zorros y jabalíes, entre otras especies salvajes. Los bosques situados en los alrededores de la ciudad son tan bonitos y especiales que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Considerada la capital del sur de Rusia, Sochi va camino a convertirse en un gran destino turístico internacional. Y, sin duda, el Mundial Rusia 2018 la ayudará enormemente en este propósito.

EFE. Reportajes

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