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La increible historia de los cachalotes del Mediterráneo

Txema Brotons es doctor en biología especializado en cetáceos y acústica. Y es también el fundador de Tursiops, una ONG que investiga las poblaciones de cetáceos del Mediterráneo y sus amenazas.

Txema y su equipo han identificado una zona de cría de cachalotes cerca de Mallorca y se han pasado los últimos meses trabajando para su protección. Y están de enhorabuena: el presidente del Gobierno acaba de anunciar que se inician los trámites para crear un área marina protegida en esta zona.

Los cachalotes están en todos los mares del mundo, pero seguimos sin conocerlos mucho. ¿Cómo son?

Son animales extremadamente complejos. Tienen el cerebro más grande del reino animal, pueden sumergirse más de 2000 metros… Pero estos son datos curiosos que la gente puede encontrar fácilmente por internet.

Lo que no es tan habitual es saber que los cachalotes tienen una cultura, igual que nosotros. Solo estamos empezando a comprenderla y a entender cómo transmiten conocimientos, pero sabemos que esa cultura es parte de su éxito evolutivo, de lo que les ha permitido adaptarse a todos los mares del mundo.

Cuando en Tursiops decimos que queremos proteger el cachalote del norte de Menorca o del Mediterráneo, no queremos proteger solo una especie, sino también una cultura.

 

Fueron cazados casi hasta la extinción y hoy su población se está recuperando lentamente. ¿Cuál es su situación?

A nivel mundial, la especie está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como vulnerable, pero en el Mediterráneo está en peligro de extinción.

La mayoría de las poblaciones de cetáceos se está recuperando, pero todavía enfrenta muchas amenazas. La causa de mortalidad no natural más importante de los cachalotes del Mediterráneo son las colisiones con barcos. Además, los cachalotes tienen pocas crías y la relación madre-hija se extiende durante mucho tiempo, por lo que su recuperación es lenta.

Hablando de esa relación madre-hija, ¿cómo es la estructura social de los cachalotes?

Tenemos, por un lado, grupos sociales formados por las madres, sus crías y los subadultos. Un cachalote nace y crece en un mismo grupo, aprende las codas y el resto de elementos culturales.

Si es hembra, se quedará siempre con ese grupo social. Envejecerá en él, superando su edad fértil y entrando en la menopausia, ejerciendo un rol de abuela, cuidando de las crías.

Los machos adolescentes forman grupos propios hasta que alcanzan la madurez sexual y entonces se vuelven animales solitarios. Solo se juntan con los grupos de hembras para reproducirse.

dos hembras de cachalote y dos crías nadando en un mar muy azul, vistas desde arriba

Habéis identificado una zona de cría de cachalotes en el Mediterráneo, una especie de guardería.

Sí, le han puesto muchos nombres, nosotros la llamamos la zona de cría del norte de Menorca. Las islas Baleares son zonas muy importantes para el cachalote. Mientras las estudiábamos, encontramos una zona en la que solo había grupos sociales y el número de crías era extraordinario. Además, eran muy jóvenes, algunas con menos de una semana de vida.

La hemos estudiado desde 2019 y creemos que es una zona de cría que requiere protección especial. Este año decidimos hacer un documento técnico y solicitamos al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que crease un área marina protegida para la zona de cría del Mediterráneo.

Uno de los objetivos de crear áreas marinas protegidas es restringir el tráfico marítimo. ¿Cómo les afecta?

Los barcos son cada vez más grandes y más rápidos. Y los cachalotes, cuando salen a superficie después de una inmersión profunda, necesitan un rato para recuperarse del esfuerzo. Tienen agujetas hasta en el cerebro. Además, las crías al nacer no saben bucear, por lo que pasan mucho tiempo en superficie.

Todo esto hace que sean animales muy expuestos al impacto de los barcos. Han evolucionado en un mundo en el que no tenían nada que temer en la superficie pero, en apenas 50 años, todo ha cambiado: han aparecido unas bestias de hierro con unas hélices que les hacen daño.

Aun así, tenemos esperanza. Primero porque hay muchas empresas del sector que quieren buscar una solución. Por ejemplo, estamos trabajando en un detector semiautomático con inteligencia artificial y cámaras. En segundo lugar, esperamos que, como son animales culturales y hay ejemplares que sobreviven a las colisiones, se transmitan la información de que los barcos son algo que deben evitar.

“Esperamos que, como son animales culturales, se transmitan la información de que los barcos son algo que deben evitar”.

Otra consecuencia del tráfico marítimo es la contaminación acústica. ¿Cómo les afecta?

Son animales 100 % acústicos. Si les metes ruido, dificultas todas y cada una de las facetas de su vida. A nosotros también nos pasa. Si en esta entrevista empieza a haber ruido de fondo, nos molestará más o menos en función de su intensidad, elevará nuestro estrés y llegará incluso a impedir la comunicación.

La contaminación acústica tiene una cosa “buena” y es que, si dejamos de hacer ruido, desaparece al momento, no cómo la contaminación por plásticos o por hidrocarburos. Aunque ahora mismo dejásemos de fabricar plásticos, los mares seguirían llenos durante muchos años.

No podemos olvidar que vivimos en un mundo en el que el ser humano forma parte de la ecuación, que no se va a dejar de transportar mercancías o personas por mar. Pero sí podemos mejorar las dinámicas y las rutas de los barcos o los motores para reducir su impacto acústico.

Mosaico de tres imágenes en las que se ven varios cachalotes con sus crías en el Mediterráneo.

¿Cómo es esa zona protegida que proponéis crear?

Muy grande: estamos hablando de tres millones y medio de hectáreas. Eso implica coger desde el levante de Mahón hasta las aguas territoriales italianas y seguir toda la frontera por el norte hasta aguas territoriales francesas y hacia el oeste hasta el corredor de migración de cetáceos, para llegar de nuevo a Mahón.

¿Tenéis confianza en su aprobación?

Si no tuviéramos confianza en que se aprobase, no lo presentaríamos. Hay que creer en tu trabajo y en ti mismo. Y yo creo que sí, porque está fundamentada y creemos que hemos hecho bien el trabajo.

👉 Hace unos días (y después de que se hiciese esta entrevista), el presidente del Gobierno de España anunció en la conferencia de la ONU sobre los océanos que se iniciarán los trámites para proteger la guardería de cachalotes del Mediterráneo.

¿Y qué puede hacer la gente para proteger el cachalote? ¿Hay algo que esté en nuestras manos?

Claro que podemos hacer cosas, lo que pasa es que igual no nos gustan a todos. No es una cuestión de proteger solamente el cachalote, sino de proteger el mar entero. Y eso va a significar apretarnos los cinturones y cambiar muchas formas de vida.

Por ejemplo, desplazarse cada día para trabajar tiene una huella de carbono y un impacto climático que afecta a los cachalotes. Los ecosistemas están conectados de formas muy complejas que se nos escapan.

Si vienes a Baleares, puedes escoger el transporte más adecuado. Si sacudes la arena de la toalla o de los zapatos, hazlo en la playa, para no llevártela a otro lado. O si navegas por el mar y vas más lento, harás menos ruido. Son detalles que marcan la diferencia.

Si alguien quiere apoyar vuestra labor, ¿qué podría hacer?

Contactar con nosotros, porque siempre hay una forma de ayudar. Nosotros hacemos especialmente ciencia y tenemos muchísimas necesidades, sobre todo a nivel económico y material.

Lo que no es tan fácil es colaborar con nosotros presencialmente, porque no hacemos acciones como limpieza de playas. Sí tenemos las campañas de cachalotes en las que los voluntarios se suben a bordo y nos acompañan. Ahora en verano tenemos varias fechas.

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