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Turismo ingenuo y de masas, un riesgo para la Amazonía colombiana

La cantidad de turistas que llegó a Leticia en el 2017 dobla el número de habitantes que tiene la capital del Amazonas. Ese año, alrededor de 90 mil viajeros llegaron a este municipio, en su mayoría para conocer los bosques y la fauna que aloja la región. La cifra de visitantes es baja comparada con ciudades como Cali (191.135) y Medellín (735.570), pero es significativa para un territorio de apenas 32 mil habitantes, y que en 2002 recibía solo 6 mil. El resultado es lógico, el Amazonas está comenzando a sentir los efectos del turismo de masas.

El incremento de viajeros en la zona está relacionado con el crecimiento del sector turismo a nivel nacional y con la llegada de grandes cadenas hoteleras a Leticia como On Vacation y Decameron. Ambas han impulsado el turismo en la región y han servido de inspiración para nuevos emprendimientos hoteleros, que pasaron de 13 en 2002 a 87 en 2018, de acuerdo con la página web de reservas de alojamiento Trivago.com. Nadie niega la gran oportunidad para vincular a la Amazonia en el mercado mundial, pero este boom tiene serias implicaciones ambientales, sociales y culturales.

Hoy el turismo está descontrolado. Se volvió costumbre que los visitantes contraten paquetes todo incluido a bajo costo y conozcan únicamente el Amazonas que que ofrece la cadena hotelera, una imagen muy reducida de lo que en verdad tiene para ofrecer el departamento y sus comunidades. Se pasó de un turismo ecológico a uno de masas, lo que reduce la capacidad de generar sensibilidad por aspectos como la conservación y la importancia de la región, asegura Germán Ochoa, docente de la Universidad Nacional sede Amazonia y autor de la tesis de doctorado ‘Cadenas de turismo global y desarrollo local en el Amazonas: implicaciones para el bienestar de la comunidad’.

No solo la cantidad de visitantes afecta la región, también la manera como los turistas asumen su estancia, muchos de ellos desde la ingenuidad que les plantean los paquetes all-inclusive. El Amazonas es más que el emblemático jaguar y otros atractivos “Hollywoodescos”que se ven en la televisión, y muchos viajeros no son conscientes de ello“La mayoría paga, consume y se va pensando que conocieron, por ejemplo, los indígenas del Amazonas con solo visitar una tienda de artesanías atendida por uno de ellos. El verdadero sentido de este viaje es entender y disfrutar de la diversidad que tiene la región a nivel biológico, ecosistémico y cultural”, así lo evidenció Ochoa después de haber entrevistado a más de 100 turistas en el Aeropuerto Internacional Alfredo Vásquez Cobo.

Aunque On Vacation creó un espacio comercial dentro de sus instalaciones para que la comundiad ticuna ofrezca productos culturales a los turistas, su representante legal Jaime Ulloa, asegura que su relación con ellos va más allá: “las comunidades indígenas participan activamente en los tours que realizan los huéspedes, quienes pueden visitar las comunidades indígenas del Brasil, Perú y Colombia para conocer sus tradiciones, bailes, cultura, y desarrollo social. Para facilitar esas interacciones pero manteniendo el arraigo cultural, hemos dictado clases de lenguaje ticuna a nuestros trabajadores y hemos creado con los líderes de la comunidad un diccionario de ticuna al español”.

 El Amazonas tiene alrededor de 14 grupos indígenas. Esto le permite al turista tener una idea más clara de la diversidad cultural que hay en la zona y de su importancia. ©Álvaro Cardona


Uso y riesgo de abuso

Aunque la bandera del gobierno nacional es “hacer del turismo el nuevo petróleo”, se deben solucionar las limitaciones que tiene el territorio antes de ofrecer al turista comodidades que van deteriorando los destinos con el tiempo. Según Ochoa, “el turismo de masas requiere grandes infraestructuras que implican gastar una cantidad importante de recursos naturales de la selva Amazónica, poniendo en peligro el hábitat de algunas especies”.

También resulta paradójico que a Leticia lleguen cada vez más turistas a disfrutar de la paradisiaca selva en habitaciones de lujo, con aire acondicionado y agua potable, mientras los habitantes sufren de constantes cortes de luz y agua y no tienen alcantarillado. “Cuando se entregó la concesión de energía, Leticia estaba creciendo el uno por ciento anual, hoy crece entre un siete y un ocho por ciento. Se sobrepasó su capacidad”, cuenta Ochoa.

A pesar de eso, On Vacation asegura que el uso de aire acondicionado dentro sus instalaciones es limitado de 9 de la noche a 2 o 3 de la mañana, dependiendo de la temperatura.

La Amazonia a nivel mundial es vista como un destino exótico que ofrece un producto ecológico, étnico o de aventura, que combina atributos de naturaleza y cultura. © Cortesía Universidad Nacional


En los paquetes turísticos la ciudad es un atractivo secundario, solamente está el ‘City tour’: un rápido paso por las calles principales, el parque y la frontera. © Álvaro Cardona


El turismo de masas en Leticia corre el riesgo de repetir la historia que ya vivió San Andrés, donde“el 80 por ciento de los turistas desconoce el problema de racionamiento de agua que afronta la isla y no recibe educación ambiental sobre la necesidad de preservar el recurso hídrico”, así lo determinó una investigación de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe.

La escasez de agua en el Amazonas y la contaminación ambiental hicieron que la misma Procuraduría General de la Nación la catalogara en 2017 como ‘La Guajira II’. Si bien esto no es culpa del turismo, sí sirve para que los grandes y pequeños hoteleros sean conscientes de las capacidades que tiene el territorio. Después de todo, los recursos con los que atienden a sus huéspedes son limitados.

La huella ambiental es inevitable, pero se puede mitigar reduciendo los impactos. En On Vacation utilizamos bombillos ahorradores de energía y tenemos permisos para purificar el agua del río con que abastecemos el hotel”, aclara Ulloa.

Además del agua y la energía, hay déficit en la oferta de alimentos. Los productores locales están dejando de atender a los habitantes de Leticia por suplir las necesidades de las grandes cadenas de alojamiento, porque es mejor negocio para ellos vender al por mayor.

Las temporadas de más afluecia de turistas son Semana Santa, vacaciones de mitad de año y Fin de Año y receso escolar. ©Cortesía Universidad Nacional

«En Leticia aún no se ve al turista como un competidor, sino como alguien que le aporta a la región, porque estamos aislados. Sacar productos de aquí para el interior del país es difícil para el productor, y el viajero es el que está llevando lo nuestro (comida y artesanías) a las principales ciudades».

GERMÁN OCHOA, Docente e investigador de la Unal.


La mejor salida

El problema está en una etapa de alerta temprana. El turismo de masas en la región puede controlarse si las cadenas hoteleras (principales promotoras del turismo en Leticia) se pasan al turismo especializado:“este es un destino frágil en términos ambientales y culturales, por eso deberían trabajar con pequeños grupos de turistas y hacer, por ejemplo, avistamiento de peces, aves, insectos, entre otros, y evitar que la región se sature”, aconseja el investigador Ochoa.

Con más de 1.900 especies de aves, y con paisajes inexplorados por apenas resurgir en el posconflicto, el aviturismo o el turismo científico podrían ser un gancho para el turismo especializado y sostenible. No se trata de frenar el aumento de turistas a destajo, sino de controlarlo y alivianar la huella ambiental y social que deja el turismo. Esa es una de las ideas del embajador británico en Colombia, Peter Tibber

Al haber turismo especializado, el viajero invierte más en el producto que va a ver. Ese ingreso podría distribuirse mejor dentro de la comunidad, cosa que no sucede con el turismo de masas, que se basa en economías de escala: a más cantidad, menor costo. Por efecto, este modelo excluye a los habitantes de la zona, les impide competir y concentra la oferta. Según el estudio de Ochoa, en 2017, On Vacation dominó cerca del 30 por ciento del mercado de visitantesHoy recibe alrededor de 2.700 turistas al mes.

De la regulación del turismo dependerá el éxito o el fracaso del sector en Leticia, aunque el escenario haga que el asunto económico sea lo de menos. El departamento le exige al Estado mayor atención para subsanar sus necesidades básicas y a las grandes cadenas hoteleras  inclusión de la comunidad en guías, transporte y compra de productos locales. Su petición tiene todo el sentido, pues así se apropian de su territorio y evitan consecuencias sociales, culturales y ambientales.

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