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Lo malo que dejaron las negociaciones climáticas en Polonia

Aunque la Cumbre Climática 2018 (COP24) terminó con algunos logros, son varios los “peros” que quedaron en estos acuerdos. La posición de Brasil, el escepticismo científico y falta de claridad en cómo canjear el carbono son algunos de estos.

Este año ha estado plagado de informes advirtiendo que estamos cruzando esa delgada línea en la que será muy tarde para mitigar el cambio climático. A principios de octubre el IPCC, el panel internacional más importante sobre cambio climático, publicó un reporte mostrando cómo cambiaría la Tierra si el calentamiento global se limita a 1.5°C y no 2°C como quedó acordado en la COP21 con el Acuerdo de París. 

Sólo un mes después el informe sobre la disparidad de las emisiones de ONU medio ambiente, en el que se revisan los últimos estudios científicos para saber “dónde es probable que nos encontremos” y “adónde necesitamos llegar”, advirtió que para evitar una catástrofe climática los países necesitan, mínimo, triplicar sus esfuerzos.

Que ambos informes se publicaran en esos meses no es ninguna coincidencia, pues el pasado sábado en la noche (15 de diciembre) se dio fin a la Cumbre del Clima 2018, donde se reunieron 197 países para plantear cómo lograr cumplir con lo establecido en el Acuerdo de París en el 2015.

Desde el 3 de diciembre, cuando empezó la Cumbre desarrollada en Katowice, Polonia, fueron varios los acuerdos a los que se llegaron, pero también las disputas. Según explica el periódico El Mundo de España fueron conversaciones marcadas por “por la oposición de los países productores de petróleo (EEUU, Rusia, Arabia Saudí y Kuwait) a admitir el informe científico elaborado por el panel de expertos IPCC”.

Según este periódico, esto fue “lo malo y lo bueno, pero con sus peros” de lo que se acordó en la Cumbre Climática de 2018. 

Lo malo

Escepticismo de algunos países a los informes científicos.

“Mi mayor preocupación es que la Cumbre de las Naciones Unidas no logró alinear las ambiciones con la ciencia, en particular, la necesidad de dejar en claro que las emisiones globales de los combustibles fósiles deben reducirse a la mitad en 2030 para mantenerse en línea con el informe del IPCC “, advirtió Johan Rockström, uno de los autores del informe, en un comunicado.

Su advertencia nace de que algunos países, como los mencionados anteriormente, no aceptaron las indicaciones científicas. Y debido a que el acuerdo no es “obligatorio”, solo invita a cumplir con los acuerdos y a mejorar esfuerzos, queda un vacío gigante allí.

Brasil y su semi bloqueo a la Cumbre

Según explica El Mundo, durante las negociaciones Brasil no estuvo conforme con la forma cómo se calcula las emisiones de gases, por lo que “bloqueó el final de la cumbre”. Esto sin contar con la “echada para atrás” que tomó el país al retirar su postulación para albergar la próxima cumbre, la de 2019, que sería la primera en realizarse en Latinoamérica.

Ahora, se le debe valer una petición a Brasil. Que buscan que se les compense por su enorme selva amazónica, considerada como uno de los lugares que más contribuye a la reducción de CO2. Claro, esto mientras no se deforeste.

“La delegación brasileña ha solicitado una compensación por ella y ha presentado discrepancias en cuanto al cómputo neto que determina sus emisiones, los llamados créditos de dióxido de carbono”, explica el periódico.

Indonesia, nada que concreta sus compromisos

Los bosques de Indonesia también son clave para combatir el cambio climático. Sin embargo, este es uno de los países (o de las partes) que no ha concretado cuál es su compromiso para reducir las emisiones.

No se sabe bien cómo canjear el carbono

La medida de emitir bonos de carbono, es decir, que las empresas puedan comprar el derecho a emitir una tonelada de CO2, es una de las medidas más innovadores que se han puesto sobre la mesa del cambio climático. Sobre todo, porque es una propuesta que ya arrancó y que cotiza en el mercado. El problema es que no es un mercado perfecto. “El mecanismo encierra diversas trampas en su conteo y se dan casos en los que un mismo bono se cuenta más de una vez en registros distintos o diferentes entidades lo cuentan como suyo. El balance final no es el real y esto se ha intentado regular con un estándar que evite duplicidades”, explica El Mundo.

Lo bueno

El libro de reglas (aunque flexible)

El Acuerdo de París ya tiene establecidas las “reglas del juego” para poder cumplirlo. Se trata, según El Mundo, “de un complicado y técnico manual que servirá a cada país de protocolo de actuación”. Lo malo, es que no se trata de un manual obligatorio sino que cada país decide si aplicarlo o no.  

Financiación más estable (aunque con sus “peros”)

En esta Cumbre se han aprobado varias formas para financiar los esfuerzos para combatir el cambio climático. El Fondo de Adaptación prometió 129 millones de dólares, mientras que el Fondo para los Países Menos Adelantados contará con 28,2 millones de dólares más. Por otro lado, el Fondo Verde para el Clima acumula ya 10.300 millones de dólares”.

El gran “pero” es que los países más vulnerables han pedido, reiterativamente, que exista alguna medida explosiva para que ellos puedan cubrir los daños que van a provocar, e incluso ya ha provocado, el cambio climático. “El Acuerdo de París sí especifica una categoría concreta a este respecto, cosa que no hace de forma específica el nuevo texto aprobado en Katowice”.

Bangladesh, uno de los países en riesgo por la subida del nivel del mar, ha desarrollado un proyecto piloto nacional de pérdidas y daños e invita al resto del mundo a participar en él.

Chila, sacará la cara ante la caída de Brasil

La presidencia de Jair Bolsonario puso en riesgo el futuro climático, no solo de este país, sino de los que se han añadido al Acuerdo de París. Y. por qué no, del mundo. La primera señal clave de esto fue que Brasil retirara su candidatura para albergar la próxima Cumbre del Clima, la COP25 en el 2019.

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