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Solo cinco países tienen el 70% de las últimas áreas vírgenes de la Tierra

Australia, Estados Unidos, Brasil, Canadá y Rusia tienen la mayoría de las áreas silvestres que quedan en el planeta. Científicos piden tomas medidas para proteger esos espacios antes de que sea demasiado tarde. “Hay que dejarlos intactos”, dicen.

Los últimos 30 años han sido vertiginosos para la Tierra. La pérdida de áreas vírgenes se ha acelerado a medida que se han expandido los asentamientos humanos, los proyectos mineros y la frontera agrícola. Solo entre 1993 y 2009 el planeta perdió un territorio de vida silvestre más grande que India: 3,3 millones de kilómetros cuadrados. Ahora quedan muy pocas zonas que no hayan sido intervenidas por el hombre. El 94% de ellas está en solo 20 países.

La advertencia la lanzó un grupo de investigadores de la Universidad de Queensland (UQ) y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS), en la prestigiosa revista Nature. Tras años de trabajo, por primera vez trazaron un mapa que muestra cuáles son los lugares en donde queda tierras silvestres intactas.

Sus datos, que excluyen a la Antártida, muestran una realidad muy compleja: el 70% de aquellos territorios está concentrado en solo cinco países: Australia, Estados Unidos, Canadá, Rusia y Brasil.

Ante ese escenario hacen un llamado claro: hay que proteger el 100% de esos lugares. ¿Cómo? La respuesta es simple. “Todo lo que deben hacer esas naciones es evitar que la industria entre a esos lugares”, dijo al diario británico The Guardian James Watson, autor principal del estudio.

A sus ojos, esos países deben asumir un liderazgo para que el mundo entero actúe en la protección de esas áreas.

“Numerosos estudios muestran que las áreas silvestres restantes de la Tierra son cada vez más importantes como amortiguadores contra los efectos del cambio climático y otros impactos humanos. Pero, hasta ahora, la contribución de los ecosistemas intactos no ha sido un objetivo explícito en ningún marco de política internacional, como el Plan Estratégico para la Biodiversidad de las Naciones Unidas o el acuerdo climático de París. Esto debe cambiar si queremos evitar que los ecosistemas intactos de la Tierra desaparezcan por completo”, escriben en Nature.

Sus cálculos sugieren que, en total, el 77% de la Tierra (excluyento la Antártida) ha sido modificada. Hace un siglo, dicen, solo 15% del planeta se usaba para cultivar y criar ganado.

La importancia de conservar esas áreas vírgenes es simple. Según los autores, esos territorios silvestres “respaldan los procesos ecológicos que sustentan la biodiversidad a lo largo del tiempo evolutivo”. Son, además, importantes reservorios de información genética.

Sin embargo, sus advertencias se enfrentan a una compleja realidad política. En Estados Unidos y Brasil, al menos, hay mandatarios que parecen poco amigables con las advertencias de conservación. Jair Bolsonaro, el nuevo presidente del país suramericano, ha dicho, al menos, que la conservación del Amazonas no será para su gobierno una prioridad. La prevalencia la tendrán las compañías.

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