Alerta: el mar se está devorando seis pueblos del Pacífico colombiano
En 20 años, la erosión provocaría pérdida de 7.579 hectáreas de costa en esa región del país.
Desde hace treinta años las feroces olas del océano Pacífico arrebatan a diario, sin piedad, varios metros de playa a seis poblaciones enclavadas en el litoral del Occidente colombiano.
Según estudios del Ministerio de Ambiente, en La Barra, Juanchaco y Piangüita, en Buenaventura; y Nuquí, Pizarro y Togoromá, en Chocó, la marea se ha tragado más de 26 metros de bahía en la última década.
“Cuando el mar está muy bravo se mete a los hoteles y causa estragos. El agua se adentra en nuestras casas, nos daña los electrodomésticos. También se nos ha lleva los quioscos y ha destrozado los cultivos”, dice Francia Guaitotó, líder social de Buenaventura.
El proceso es rápido y casi imperceptible. Las olas que bañan la bahía ganan territorio a su paso en un movimiento de transgresión oceánica por el cual el mar ocupa un terreno continental, desplazando la línea costera hacia dentro.
Según el Plan Maestro de Erosión Costera del Ministerio de Ambiente, hay 36 puntos críticos del país que necesitan medidas urgentes para mitigar los efectos catastróficos del cambio climático, el cual en 20 años generaría la pérdida de 7.579 hectáreas de la costa en el Pacífico. La cifra se duplicaría en el 2070 y pasaría las 26.117 hectáreas de terreno en el 2100.
El informe también señala como prioritaria la construcción de nuevos planes de ordenamiento territorial que incluyan la reubicación a largo plazo de por lo menos 450 familias.
La lideresa agregó: “Estos desplazamientos están generando graves cambios en nuestra dinámica cultural, los niños y pescadores que ahora viven más atrás dicen que extrañan mucho vivir a orillas del océano”.
En junio pasado las fuertes olas del Pacífico destrozaron seis viviendas y generaron graves afectaciones en por lo menos 35 casas del corregimiento de Juanchaco.
“Estos desplazamientos están generando graves cambios en nuestra dinámica cultural, los niños y pescadores que ahora viven más atrás dicen que extrañan mucho vivir a orillas del océano”
Meses atrás el Concejo Comunitario de Juanchaco había construído, en compañía de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), un plan ambiental que le permitirá a la comunidad hacer un diagnóstico de sus recursos actuales e implementar medidas que posibiliten la recuperación de lo perdido por causa de esta problemática.
Jaime Vidal Obregón, director de la oficina coordinadora para la Gestión y Prevención de Desastres en Buenaventura, indicó que las familias que resultaron damnificadas serán reubicadas en la parte alta de ese territorio, en viviendas prefabricadas con láminas de acero donadas por la Fundación Sociedad Portuaria, y agregó que se encuentran realizando un estudio con el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) que los ayudará a definir las medidas más indicadas para afrontar esta situación.
Según César Reina, funcionario de Invemar en Buenaventura, la problemática en Punta Soldado podría empeorar debido a que “internamente tienen un estero que no les permite retroceder más”.
Luchar contra el mar
“Desde hace años nos toca pelear con el mar para que no nos saque de nuestras casas”, dice Francia, mientras las olas bañan el pedazo de tierra en donde antes se ubicaba la cocina de su restaurante.
Esta lideresa de contextura gruesa y mejillas quemadas por el sol agrega que a la comunidad le tocó construir barreras con troncos de árboles y rellenarlos con sacos de arena para “contener un poco la furia del mar y proteger las casas”.
La situación en Piagüita también es preocupante. En este poblado de playas doradas, el cual vive desde hace más de cincuenta años del turismo, el fuerte oleaje se ha llevado carpas y ha deteriorado la estructura de varios bares y restaurantes que se ubicaban a lo largo de la bahía.
Un informe de la Fundación Mar Viva señala que en 80 años, por el aumento de nivel del océano Pacífico, también se incrementará la intrusión de agua salada en acuíferos costeros y habrá reducción del área de manglares en toda la región.
El Ministerio de Ambiente advirtió que si las autoridades regionales no toman medidas urgentes, la situación podría empeorar debido a que la erosión constante representa “un peligro para las comunidades, así como para la infraestructura y hábitat natural que se extienden a lo largo de la costa”.
La Gobernación del Valle del Cauca informó que allí están haciendo todo lo posible para mitigar los efectos de esta problemática, a pesar de que es “algo muy difícil de controlar”.
Medidas que agravan el problema
Según el Plan Maestro de Erosión Costera del Ministerio de Ambiente, este fenómeno ambiental que tiene una relación directa con el cambio climático y los movimientos tectónicos, genera preocupación en el 11 por ciento de los habitantes del país que viven a orillas del mar y que necesitan medidas urgentes del Estado para afrontar esta problemática.
Ese es el caso del corregimiento El Pájaro, en Manaure (La Guajira),territorio en donde desde hace 20 años el mar inunda las 400 casas del pueblo. “Nos hemos quedado sin cincuenta metros de playa. Todos los días nos toca luchar contra la erosión en 3,9 kilómetros de playa”, dice el corregidor del pueblo Víctor Alarcón Ruiz.
Datos del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andréis (Invemar), señalan que en los próximos veinte años se perderían 12.628 hectáreas de las costas del país. La Guajira, Magdalena, Chocó, Nariño y Valle del Cauca, serían los departamentos más afectados.
Según estudios de Invemar, la erosión costera afecta sectores productivos como la agricultura, ganadería, industria, forestal, minería, comercio y turismo.
De hecho, desde el Ministerio de Ambiente advierten que la crisis financiera por causa de los efectos de la erosión costera podría ser mayor porque en los cálculos actuales no se tienen en cuenta las afectaciones estructurales que podrían causar un impacto en la economía nacional, impidiendo el acceso a regiones de vital importancia y dañando ecosistemas naturales de gran valor para el país.
Sobre las causas que originan la erosión costera, expertos del Ministerio de Ambiente le dijeron a EL TIEMPO que esta circunstancia se debería a varios fenómenos naturales como la Marea Astronómica, la Marea Meteorológica y el hundimiento de la corteza terrestre.
La primera se caracteriza porque la masa terrestre y la distancia relativa que existe entre ella y otros astros origina que el nivel del mar aumente; la segunda está asociada a los cambios bruscos en la presión atmosférica que generan el aumento del nivel del mar; y la tercera ocurre cuando la presión de lo ubicado en la superficie terrestre (edificios, grandes construcciones) es mayor sobre la corteza y se produce un hundimiento.
En cuanto al papel del Estado en la mitigación de los efectos de la erosión costera, el Ministerio señaló que “el aumento de la construcción de obras con estudios de diseño mal elaborados generan un desbalance de sedimentos en una región. Además, la construcción de espolones o diques en el golfos como el de Morrosquillo, donde existen más de 300 estructuras sin estudios de soporte, agrava todavía más esta problemática”.
Ante las denuncias que señalan falta de intervención del Estado en los territorios damnificados por esta problemática, el Gobierno se defiende asegurando que ha recomendado hacer reubicaciones como una medida de adaptación, “cuando los efectos de la amenaza no pueden ser mitigados y resulta más costoso hacer obras que la reubicación de la población. Sin embargo, en muchos casos estas decisiones tienen un costo político y económica que las autoridades departamentales no están dispuestos asumir”.
Según el Ministerio de Ambiente, entre el 2012 y el 2018 se realizaron inversiones por un valor de 11 mil millones de pesos en estudios desarrollados principalmente con Invemar, para promover la generación de conocimiento ambiental para abordar la problemática los ecosistemas colombianos.