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La acidificación de los océanos es mortal para la vida marina

Más de 250 científicos advierten sobre las consecuencias a la biodiversidad y la cadena alimenticia.

El océano no aguanta más. Entre los 8 millones de toneladas de basura que cada año llegan al agua, más la sobreexplotación pesquera, los impactos del cambio climático que están generando un blanqueamiento masivo de corales en todo el mundo y el turismo irresponsable, se está creando un coctel mortal para estos ecosistemas. 

 La más reciente advertencia fue lanzada por un grupo de 250 científicos que, durante los últimos ocho años, estuvo monitoreando el estado de salud de los océanos. ¿El resultado? Los mares son cada vez más hostiles para la vida marina. La quema de combustibles fósiles está acelerando el proceso de acidificación; los peces más grandes —que están arriba de la cadena alimenticia— y los crustáceos —que sirven de refugio y alimento para otros animales— serían los más afectados.

Animales que forman sus conchas a partir del calcio y el carbonato del agua marina se verían gravemente amenazados en la medida en que, con la disminución del pH, se hace prácticamente imposible para estos organismos formar sus conchas y esqueletos, como en el caso de los corales, moluscos, caracoles, pastos marinos o cocolitofóridos. Cada vez habría menos alimento para los grandes peces carnívoros.

“Dado que la acidificación del océano ocurre extremadamente rápido en comparación con los procesos naturales, solo los organismos con tiempos de generación cortos, como los microorganismos, pueden mantenerse al día”, encontraron los autores del estudio Exploración del cambio oceánico: impactos biológicos de la acidificación oceánica.

Desde la Revolución Industrial, el pH promedio en la superficie de los océanos ha descendido de 8,2 a 8,1. Y aunque parece una cifra aparentemente insignificante, en realidad representa un aumento del 26 por ciento en la acidez. Incluso, según estimaciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, para 2100 el pH de los océanos podría disminuir entre 7,8 y 7,5. La causa principal de esa acidez radica en las altas concentraciones de gas carbónico (CO2) que la actividad industrial libera a la atmósfera y que el mar absorbe.

“Esto sería desastroso, casi que apocalíptico”, le dice a EL TIEMPO Andrés Franco, director del departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de la U.Tadeo. “Habría daño a la biodiversidad, se reduciría drásticamente el alimento para grandes depredadores, lo que a su vez afectaría la pesca de subsistencia de muchas comunidades, la economía global y los servicios ecosistémicos que prestan”.

De acuerdo con Franco —quien hizo parte de una investigación que analizó la vulnerabilidad marino-costera e insular ante el cambio climático para Colombia— el Caribe y el Pacífico tienen una tendencia ligera a la acidificación producto, entre muchas cosas, “de la descomposición de toda la materia orgánica que traen los ríos que desembocan en las diferentes regiones del país como el Magdalena, Atrato y Ranchería; lo que contribuye a una mayor liberación de CO2 en el océano”.

“La acidificación de los océanos puede debilitar una serie de procesos metabólicos de distintos organismos, desde la alimentación hasta la respiración, e incluso la reproducción. Si bien resulta casi imposible de predecir, hay pocas dudas de que, con un aumento del pH marino, los ecosistemas oceánicos serían menos productivos al tiempo que tendrían menor diversidad y resiliencia”, advierte Andrew Hudson, Jefe del Programa de Gobernabilidad del Agua y los Océanos del PNUD.

Una síntesis de más de 350 publicaciones sobre los efectos de la acidificación de los océanos, que será entregada a líderes globales en la COP el próximo mes, revela que casi la mitad de las especies animales marinas analizadas reaccionaron negativamente a los aumentos de CO2 en el mar.

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